"No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo. " (Oscar Wilde)



viernes, 1 de febrero de 2008

Amor se llama el juego





«Amor se llama el juego en el que un par de ciegos
juegan a hacerse daño...
Y cada vez peor y cada vez más rotos,
y cada vez más "tú", y cada vez más "yo"
sin rastro de "nosotros"...»

Joaquín Sabina


Se conocieron por casualidad, como siempre suceden esas cosas, ambos estaban en el mismo sitio y a la misma hora, en un lugar que no les correspondía, pero… se reconocieron enseguida, no podía ser menos… los dioses habían jugado sus cartas convenientemente para que todo fuera así, siglos y siglos de vida e historia sabiamente combinados para que aquel hombre y aquella mujer, con unas trayectorias vitales tan diferentes, pero tan iguales en su esencia, se encontraran en aquel punto determinado del espacio y del tiempo y entre Ellos prendiera la llama del amor.

Toda la magia del amor les inundó y compartieron momentos de un gozo tan sobrenatural que llegaron a sentirse como dioses, parecía que nada podría empañar tanta felicidad, pero el amor completo tiene un precio y Ellos tenían que pasar la prueba definitiva que los dioses les habían preparado para hacerles merecedores de ese Amor: encajar sus circunstancias particulares.

Ninguno de los dos era joven, ambos habían vivido muchos años y cada uno arrastraba una maleta llena de vivencias y circunstancias, también heridas en el corazón y arrugas en la frente, como resultado de las mil y una batallas que hasta entonces habían tenido que librar. En la maleta de Ella lo que más pesaba eran las esperas y el desamor, en la maleta de Él, el peso mayor, correspondía al desamor y al sacrificio, ninguno de los dos quería incrementar la carga mayor de su maleta; y empezaron las inseguridades, los miedos y las desconfianzas, las acusaciones mutuas y los desencuentros… todo el perverso contenido de una siniestra caja de Pandora esparcido a su alrededor.

Ella le acusó a Él de concederle poco espacio en su vida, sus muchas responsabilidades se lo impedían y apenas le quedaba tiempo para poder compartirlo con Ella. Él la acusó a Ella de querer inmiscuirse en su vida, de exigirle demasiado tiempo y de querer vulnerar su intimidad. Después de una dura pelea en que ambos dijeron cosas muy crueles, decidieron tomarse una tregua para valorar que camino tomaban, si era posible seguir juntos o si, por el contrario, deberían distanciarse.

Ella revolviendo en su maleta, saco el traje que más conocía, el de la espera y se vistió con él. Se sentía culpable por el apremio y la desconfianza al que le había sometido y pensó que la paciente espera sería una manera de demostrarle el amor que sentía. En ocasiones se revolvía con rabia contra aquel destino cruel que le obligaba a estar separada de su amor, le parecía una injusticia tremenda tener que pagar por el contenido de una maleta desconocida, aunque al mismo tiempo no le importaba hacerlo porque el recuerdo de lo que había vivido con Él y la esperanza de recuperarlo le daba ánimos para seguir esperando y creyendo en Él. Sufría y lloraba y pensaba que si ambos fueran capaces de dialogar y unir esfuerzos todo sería posible por la fuerza de aquel amor que les unía. Sufría, además, por el tiempo irremplazable que estaban perdiendo por no acertar con el camino del reencuentro. Y también lloraba por las heridas que las escasas y duras palabras que recibía de Él le inflingían, palabras envenenadas que no entendía y la desconcertaban. Pero aquella espera le sirvió también para aprender que su completa felicidad estaba junto a Él, que prefería vivir intensamente esos pocos momentos que podían compartir al desierto de la ausencia que, ahora, después de haber vivido en un jardín frondoso con Él, le parecía todavía más árido y estéril, y mantenía la esperanza de que Él llegará a comprender que era Ella quien debía decidir hasta que punto el amor que recibía era o no suficiente.

Él, a su vez, se vistió una vez más de sacrificio. Si no era capaz de colmar todas las ansias de la mujer amada era preferible retirarse y dejarle el camino libre para que Ella pudiera encontrar en otra persona todo lo que no podía ofrecerle, no se daba cuenta, en su ceguera, que nada ni nadie podría colmarla como Él lo hacía. Así es que fue alejándose de Ella, haciendo esfuerzos sobrehumanos para no acercarse porque sabía que si volvía a tenerla a su lado no podrían volver a separarse. Empezó a tratarla con aspereza, diciéndole todo lo más atroz que se le ocurría para que Ella optara a su vez por salir huyendo de Él, al mismo tiempo que se creaba una coraza de cinismo y fortaleza para poder resistir las objeciones que Ella le daba a sus palabras de rechazo. Sufría y lloraba pero esperaba que el día que Ella volviera de nuevo a reír y a ser feliz lejos de Él, habría conseguido su objetivo y ese día Él, a su manera, tendría también una discreta felicidad que le permitiría seguir viviendo en soledad, sabiendo que su sacrificio no había sido inútil. Sufría además por el dolor producido por la incomprensión de Ella al no saber valorar aquel amor generoso y sacrificado que le estaba regalando, y que, en su ceguera, lo interpretaba como orgullo y rencor. Y también lloraba por lo injustamente que le estaba tratando la vida, negándole la oportunidad de gozar de aquella unión inesperada y que tanta felicidad le había deparado en sus inicios sin darse cuenta que el poder recuperarla está en sus manos.




Y así continúan, Ella espera y Él se sacrifica… y el desamor no hace más que crecer entre los dos.




Eros y Tanatos, mientras tanto, les observan sentados sobre una nube y se divierten haciendo sus apuestas…

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6 comentarios:

mangeles dijo...

Triste historia de amor...pero ese es el Juego del Amor......

A ver si nos cuenta una de "vaqueros" o "piratas" la próxima vez..jooo


Besosss

Luna Azul dijo...

Triste relato wapa.... sólo espero que la protagonista no se convierta en una Penélope, la que siempre espera.....
Petonets i una forta abraçada
(Espero que esté bien escrito)

Alvargonzalo dijo...

Estupendo lo que has escrito, sean los protagonistas reales, inventados, cercanos o lejanos a tus vivencias.
Un contenedor marítimo de buenos deseos parte desde algún puerto para usted.

lemoinestar dijo...

MAngeles,
Eros y Tanatos siempre van de la mano, en cualquier historia, los dioses son así de cabr****, la libertad del ser humano está en elegir seguir o no seguir jugando.

Ya me gustaría a mí saber escribir otro tipo de relatos más divertidos y desenfadados...

¿Te bebiste el cava?

Besos con burbujas.

Ana,
depende de cómo lo mires, el relato tiene un final abierto para que cada uno decida cuál es el que prefiere aplicar y puede ser una historia triste o puede tener un “happy end”. Yo, como ya sabéis tod@s que soy una romántica empedernida y una idealista sin remedio, me quedo, por supuesto, con el segundo y, si estuviera en mi mano, le daría un par de collejones a cada uno porque están haciendo el “gili” perdiendo una parte importante de su energía en una lucha que no les conduce a ningún sitio, excepto la destrucción, y olvidándose de que están dejando de vivir el momento con todo lo bueno que eso les podría deparar.

Pero si hubiera dejado escrito ese final, la historia perdería parte de su esencia que es dejar las puertas abiertas para la reflexión personal de los lectores.

Perfectamente escrito, laztana, veo que progresas en tus clases de catalán ;-).

Petonets i una forta abraçada per tu.

Alvargonzalo,
sólo puedo darte las gracias por tus palabras, viniendo de ti y conociendo tu mesura, esas palabras son el mejor regalo que me podías hacer. Si además vienen acompañadas de un contenedor de buenos deseos… ¿qué más puedo pedir?

Me voy al puerto a recoger el contenido del contenedor y a enviarlo de retorno lleno de saquitos.

Prijuabe dijo...

lemoinestar:
Un gran relato con caminos que se cruzan, se separan y que nunca se sabe a donde lleva cada uno, tal vez la casualidad haga que se vuelvan a juntar o no se crucen nunca aunque vayan uno muy cerca del otro sin llegar a verse por alguna insensatez de la vida. Dos finales faciles de distinguir, aunque nunca se puede decir que no existan más finales posibles, entre el blanco y el negro hay infinidad de grises.

Besos por dejar a la imaginación elejir el final que cada uno queramos.

lemoinestar dijo...

Berni,
En las historias de la vida real los finales son siempre en algún matiz entre el blanco y el negro y suelen ser los humanos y no los dioses quienes los escogen con su conducta.

Besos por sugerir nuevos finales.