"No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo. " (Oscar Wilde)



martes, 31 de julio de 2007

De la Sagrada Familia a la Plaça Catalunya

Una vez visitada la zona de la Sagrada Familia, la idea era bajar al centro de la ciudad, decidimos aprovechar el trayecto para ver de pasada los edificios más destacables que el modernismo dejó a lo largo del Passeig de Gràcia. Cogimos un taxi y le pedimos que nos llevará primero a ver la Casa Milà, popularmente llamada La Pedrera (pedrera en catalán significa cantera), es una obra de Antoni Gaudí que se construyó entre 1906 y 1910 por encargo del matrimonio Roser Segimon y Pere Milà. La fachada está realizada de piedra natural, excepto la parte superior que está recubierta de azulejos blancos que, combinados con la piedra, dan el aspecto de una montaña nevada. Llaman la atención los balcones de hierro forjado que parecen plantas trepadoras. En la azotea se encuentran grandes salidas de escalera y chimeneas enormes con la apariencia de cabezas de guerreros protegidos por yelmos, que desgraciadamente, desde el taxi, a penas pudimos apreciar. En el año 1984 la UNESCO la declaró Patrimonio de la Humanidad (el Hospital de Sant Pau también forma parte de ese Patrimonio desde 1997).

Accedimos a la Casa Milà por la calle Provença y allí giramos para bajar por el Passeig de Gràcia. Este paseo es una de las vías más importantes de la ciudad, tanto a nivel de tráfico como de comercio.

El origen del Passeig de Gràcia fue el antiguo camino que unía la antigua ciudad de Barcelona con la villa de Gràcia (actualmente un barrio de la ciudad). En el año 1827 este camino se convirtió en un amplio paseo con árboles en el que, a diferencia de hoy, la parte central estaba destinada a los paseantes (como la Rambla de Catalunya y Las Ramblas). En 1853 se iluminó con farolas de gas y en las orillas del paseo se plantaron unos jardines que se llamaron Tivolí (actualmente se conserva ese nombre en un teatro del Carrer Caspe). A finales del siglo XIX y comienzos del XX se convirtió en el centro residencial de la burguesía catalana más acaudalada y prácticamente ningún edificio tenía tiendas en su planta baja, pero a partir de 1925 se realizaron reformas para poder instalar comercios en ellas. Actualmente a lo largo de todo el paseo se encuentran algunos de los comercios de más renombre internacional así como restaurantes, cafeterias, cines, etc.

A lo largo de todo el paseo se encuentran edificios de diferentes estilos arquitectónicos, sobre todo en el tramo entre las calles Aragó y Consell de Cent, donde está ubicada la llamada popularmente manzana de la discordia por la variedad de estilos que presentan cada una de las casas, entre las que destacan la Casa Batlló, de Antoni Gaudí; la Casa Amatller, de Puig i Cadafalch, y la casa Lleó Morera, de Domènech i Montaner. Un conjunto de más de treinta bancos y farolas de diseño muy original, construidos en 1906 por el arquitecto Pere Falquès (a él se deben también las farolas de la Avenida Gaudí), acaban de dar al paseo su apariencia especial.

La Casa Batlló (1904-1906), de estilo modernista, se aparta, al igual que todas las construcciones de Gaudí, de los cánones tradicionales, en este caso se trataba de llevar la reforma de un edificio ya existente, que permitió al arquitecto realizar una de sus más bellas y coloridas obras. La fachada es de suaves formas onduladas y está decorada con fragmentos de cerámica y vidrio multicolores que le dan un aspecto iridiscente. Los balcones son uno de los detalles que más destacan, se dice que el arquitecto quiso representar en ellos calaveras (yo prefiero pensar como siempre lo he hecho que son antifaces), en realidad todo el edificio parece estar inspirado en un osario (las columnas estilizadas de los ventanales inferiores serían enormes tibias, el pasamanos de la escalera principal está formado por unas piezas en madera de roble en forma de vértebras…). El vértice del tejado es curvo y semeja un gigantesco pez y contiene en su interior los depósitos de agua del edificio, aunque a nivel popular se ha asociado más al dragón de la leyenda de Sant Jordi. La fachada está coronada por una magnífica chimenea colocada de forma asimétrica y decorada también con cerámicas de diferentes colores. La Casa Batlló forma parte desde el año 2005 del Patrimonio de la Humanidad.

La Casa Amatller presenta una mezcla de estilos arquitectónicos que van desde el neogótico catalán de las ventanas, un cierto aire flamenco visible sobre todo en el frontón triangular de la parte superior de la fachada (se asemeja a los edificios del siglo XVIII que bordean los canales de Ámsterdam) pasando por detalles que recuerdan las casas moras como son las celosías de madera verde de las ventanas, que permiten mirar a la calle sin ser visto. Toda esta variedad de elementos de diferentes estilos presenta, sin embargo, una unidad de estilo en su conjunto muy armoniosa. En la fachada se entremezclan los detalles realizados en diferentes artes decorativas: esgrafiado, forja de hierro, cerámica y escultura en piedra y madera, todos ellos de gran belleza y refinamiento. Como en el caso anterior, se trata de la reforma de un edificio ya existente que fue encomendada a Puig i Cadafalch por Antoni Amatller, un adinerado fabricante de chocolate (en los bajos del edificio se pueden degustar los chocolates fabricados por los actuales propietarios de la marca Amatller),

La Casa Lleó Morera, realizada en 1902, el nombre del edificio no hace referencia como en otros casos al nombre de sus propietarios, “lleons” (leones) y “moreres (moreras) tiene su origen en los símbolos decorativos de los escudos que medievales que Doménech y Montaner quiso reflejar en su obra. La fachada y el interior expresan la sensibilidad de aquel entonces y recuerda, muchas veces, la atmósfera wagneriana (hay que tener en cuenta que Richard Wargner era el músico de moda entre los burgueses catalanes de la época), en ella se pueden encontrar desde arcos medievales a hadas legendarias pasando por bustos y representaciones femeninas. Como los casos anteriores, no es un edificio de nueva construcción si no que es el resultado de la rehabilitación de la Casa Rocamora (1874). Durante mucho tiempo, esta casa permaneció en el olvido, sufriendo varias agresiones, sobre todo durante la guerra civil que destruyeron unas extraoardinarias esculturas que había en la planta baja de las cuales sólo se conservó alguna (hay una en el actual Museo Dalí de Figueres).

El recorrido turístico en taxi terminó en la confluencia del Paseo con la Plaça Catalunya, durante el mismo, el taxista, haciéndose eco del entusiasmo que mostrábamos las pasajeras, colaboró en que pudiéramos tener una visión lo más amplia posible de los diferentes edificios por los que íbamos pasando. Todo un detalle por su parte. En Barcelona se dice que hay “taxistas” y “taxisteros”; a nosotras, afortunadamente, nos tocó uno de los primeros.




jueves, 26 de julio de 2007

Reconciliándome con Barcelona - Mis vecinos

Tiene razón mi amigo Alvar, las devociones son siempre de libre elección, y puesto que las obligaciones andan un poco torcidas últimamente, he decidido libremente dedicarme a mis devociones, a ver si por el camino consigo reconciliarme un poco con mi ciudad.

Como puede verse, volvemos a tener suministro eléctrico… no sabemos por cuanto tiempo, así es que mejor aligerar…

Ha llegado también el momento de poner los dientes largos a tod@s l@s que no han podido participar en el finde pasado… Un aviso: l@s que tengan suelo de parquet que se alejen lo máximo posible de él o tomen las medidas oportunas, no sea que el crecimiento excesivo de los incisivos provoque daños irreparables en la madera (el que avisa no es traidor).

Para mí, el fin de semana empezó el sábado a las 10.30 h. de la mañana cuando me encontré con mis dos invitadas en la estación de metro de Hospital de Sant Pau. Fue una alegría enorme volver a ver a M.Angeles, a la que ya conocía con anterioridad, y un placer inmenso conocer a MariPili, con la que pronto descubrimos que tenemos puntos de vista semejantes. La idea de quedar en esa zona de la ciudad radicaba en el hecho de que quería presentarles a mis dos vecinos más emblemáticos, el propio Hospital de Sant Pau y La Sagrada Familia.

El Hospital, Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, tal como nos aclaró un paseante con el que nos cruzamos mientras hacíamos las primeras fotos, es un conjunto de edificios modernistas, obra del arquitecto Lluís Domènech i Montaner, se construyó entre 1902 y 1930. La escasez de tiempo sólo nos permitió visitar la entrada del edificio principal y dar una pequeña vuelta por los jardines mientras veíamos alguno de los pabellones que conforman el conjunto; poco, pero suficiente para admirar la belleza de los mismos y los mosaicos de brillantes colores tan utilizados en el modernismo.

A la salida nos dirigimos a la Avenida Gaudí, la arteria que une el Hospital con la Sagrada Familia; esta vía, que discurre en diagonal en relación a la estructura cuadriculada del Ensanche barcelonés, dispone, como las típicas ramblas catalanas, de un paseo central peatonal protegido por árboles que le dan sombra, desgraciadamente ya quedan muy pocos de los famosos plátanos de Barcelona (castaños de Indias), y está sembrada de multitud de terracitas que a esa hora de la mañana estaban todavía casi desiertas, pero que son el lugar de reunión del vecindario en las largas tardes de verano. A medida que nos íbamos acercando a la Sagrada Familia, la concentración de “guiris” por m2 iba en aumento. No hay que olvidar que Barcelona es, durante estas fechas sobre todo, una enorme torre de Babel. Una anécdota, cuando íbamos a hacer una foto del templo, MariPili comentó que era una lástima que se vieran las grúas… ¿las grúas? –le dije yo- ¡pero si ésas forman parte de la Sagrada Familia desde que se empezó a construir, vamos, que los barceloneses no sabremos avenirnos a no verlas si algún día se acaba!

Mis amigas, que venían muy toreras, aunque debería decir “gatas”, querían subir a lo más alto posible de las torres, pero creo que los codazos que había que ir dando para abrirse paso entre los “guiris” y las largas colas para poder acceder a la entrada, fueron suficiente argumento para que dejaran la idea arrinconada. Contemplamos, eso sí, las dos fachadas de la Sagrada Familia, la del Nacimiento, diseñada por el propio Antoni Gaudí, y la de la Pasión, con esculturas de Josep Maria Subirachs y dimos también un paseo por el parque de la Sagrada Familia con el propósito de ver una doble imagen del templo, el real y su reflejo en el agua del estanque.

Continuará

miércoles, 25 de julio de 2007

¿Qué está pasando?

Todo parecía que iba más o menos bien, al menos había perspectivas de ir solucionando poco a poco alguno de los problemas que arrastro desde hace algunos meses, y, en unos pocos días, parece como si todo se hubiera complicado aún más.

En estos días, por causas fortuitas, he perdido una serie de relaciones comerciales que me han dejado el mes en números rojos-rojos. Contaba con el sprint final de esta semana para intentar salvar la situación y llevo tres días sin poder trabajar a causa del corte de energía eléctrica, y no hay perspectiva de que la situación cambie en las próximas horas.

Los datos del viejo ordenador que según todos los indicios podían haberse recuperado, no se han podido recuperar. Existe la posibilidad de hacerlo a base de una inversión que no estoy en condiciones de llevar adelante por ahora.

Este fin de semana, además, mi salud se ha resentido, la noche del domingo tuve una subida de temperatura como no recordaba en años. Poco a poco me voy recuperando, el estómago se ha estabilizado, las vías respiratorias parece que no están tan congestionadas y los dolores musculares han menguado. Pero el estado anímico después de todo esto está por los suelos.

Soy una persona positiva y pienso que de todo se aprende, a lo largo de los meses que llevo escribiendo por aquí he dejado constancia de ello. Pero tantos contratiempos en tan poco tiempo me han dejado un poco out. Intento pensar que es lo bueno que puedo extraer y no encuentro nada, a parte de haber tenido tiempo suficiente para descansar más de la cuenta. Sin luz, sin teléfono, sin ordenador, sin música, sin trabajo, sin salud… ¿qué es lo que queda por hacer?... Dormir… pero… ¿quién quiere seguir durmiendo?

La suerte, que nunca ha sido mi aliada, se ha decidido a darme la espalda completamente (y a mí, no me gusta tocarle el culo). Si creyera en todas esas cosas de males de ojo y demás, estaría pensando quién ha podido ser la persona que me ha mirado mal, pero como no creo tampoco puedo quedarme tranquila despotricando contra esa supuesta persona que me ha puesto la pierna encima…

Conseguí encerrar la nube negra dentro de un armario durante el fin de semana, pero ha salido todavía más fuerte del encierro. Ahora queda por ver cómo voy a salir yo de todo esto…

Bienvidos a la Edad Media

23.07.07-10.54 h. El desplome de un cable de alta tensión causa una serie de averías en varias subestaciones de la red eléctrica barcelonesa, siendo las de Urgell y Maragall las más afectadas (ésta última sufre un incendio que la deja totalmente destruida). El número de abonados afectados es de más de 350.000.

A últimas horas de la noche son todavía 110.000 los abonados que permanecen sin luz.

En la madrugada del día 24 se reparan los desperfectos sufridos en la subestación de Urgell, restableciéndose el suministro a unos 30.000 abonados, quedando todavía unos 80.000 abonados sin suministro, los pertenecientes a la subestación de Maragall; se desconoce cuando se podrá restablecer el mismo, se habla, incluso que podrían pasar días antes de la normalización de la situación.

Al finalizar el martes 24, todavía permanecen sin suministro unos 10.000 abonados que espontáneamente organizan una cacerolada para protestar por el corte de suministro y por las escasas noticias que reciben respecto a la solución definitiva del problema. Al mediodía el Conseller d’Economia de la Generalitat, había asegurado que la situación se habría restablecido totalmente antes del anochecer, cosa que no se ha producido. Para mayor escarnio de los afectados, la Sagrada Familia, situada en uno de los puntos donde la situación es más grave, se ilumina con todo su esplendor…

A lo largo de esta noche se ha llevado a cabo la apertura de una zanja de más de un kilómetro a lo largo de la calle Lepant para asegurar el suministro provisional a los vecinos de la zona. Se espera que a lo largo del día de hoy la situación se normalice aunque los aumentos de consumo en horas punta podrían dar lugar a cortes puntuales en algunas zonas.

Hasta aquí la exposición de los hechos. A continuación las reflexiones surgidas al hilo:

Antes de nada, una pequeña aclaración, las noticias hacen referencia a abonados, no a personas… eso significa que en un principio, cuando se produjo la avería, fueron aproximadamente 1.000.000 de ciudadanos los que resultaron afectados. La primera noche a oscuras afectó a más de 400.000… Son demasiadas personas para que no se hayan puesto en funcionamiento mecanismos para solucionar el problema mucho antes.

Parece mentira que una ciudad como Barcelona, que se considera a si misma una ciudad puntera de la modernidad, no tenga una previsión de emergencias para cuando pudiera producirse una situación de estas características. Averías pueden producirse en cualquier momento, los responsables tienen que ser conocedores de ello... ¿cómo es posible que no se hayan habilitado medidas para que las consecuencias de ellas tengan el menor impacto posible?

¿No es más razonable invertir en unas infraestructuras que permitan disponer de una reserva de suministros y una flexibilización en la distribución de los mismos en momentos puntuales antes que hacer frente a todas las pérdidas derivadas de situaciones como las que se han vivido estos días?
Nos hemos convertido en seres consumistas que no podemos prescindir de una serie de aparatos para llevar a cabo cualquier actividad, durante muchas horas hemos permanecido a oscuras, pero también en silencio, los teléfonos móviles descargados, los fijos inalámbricos no operativos, los equipos de sonido mudos; desinformados, sin poder saber lo que ocurre en el mundo a través de la radio, la televisión o Internet; sin poder tomar alimentos calientes o una ducha con agua templada, sin poder lavar y planchar la ropa… Como me decía un amigo ayer… “bienvenida a la Edad Media”.

De todo este desastre, lo único que se salva es la actitud de los ciudadanos que han sabido reaccionar estoicamente a la adversidad, sin producir altercados, llevando con serenidad los problemas derivados del no funcionamiento de los semáforos, aceptando pacientemente las pérdidas derivadas de los negocios cerrados a la fuerza, de los alimentos podridos en las neveras, de la falta de servicios…

Mientras estoy escribiendo este texto he contabilizado tres apagones sucesivos, en menos de una hora… tengo luz… a ratos, y sigo sin tener normalidad. Por más que quiera, hoy me resulta imposible amar a mi ciudad, la dosis de cabreo es demasiado grande para que haya lugar para otro sentimiento que no sea la rabia y el odio.

Tengo que apagar el ordenador, hace ya bastante rato que se ha cortado el suministro de energía y la batería está a punto de agotarse, no sé cuando podré colgar este escrito en el blog… En contra de lo que parecía la situación no está todavía resuelta…

viernes, 20 de julio de 2007

Avance del tiempo para el fin de semana

Alternancia de luces y sombras en las últimas horas en las que tímidos rayos de sol han iluminado brevemente la nube negra dándole matices gris marengo. Algunas precipitaciones en forma de lágrimas han aligerado la presión en el interior de la nube, sin llegar a eliminarla.

En vista del desarrollo de la jornada, decido encadenar la nube negra y encerrarla en un armario durante las próximas horas. Me largo de fin de semana y la dejo aquí, aparcada, porque me niego a cargar con ella y tampoco le voy a permitir que ensombrezca estos días. En mi bolsa de viaje he colocado una selección de rayos de sol mediterráneos para iluminar el día y de estrellas de colores para la noche.

Vuelvo a mover mi cabellera al viento con un altivo gesto de cabeza mientras me repito una vez más… Al fin y al cabo, el lunes será otro día.


jueves, 19 de julio de 2007

Parte meteorológico

La nube negra avanza lentamente en solitario desde el oeste, aunque no se descarta el riesgo de tormenta, si en su trayecto chocará con otra nube de similares características, la cual parece vislumbrarse por el este, fuera todavía de la zona de influencia de nuestros satélites. El aumento de temperaturas previsto para los próximos días podría ser decisivo en la intensidad de las precipitaciones que podrían derivarse de la posible tormenta.

Las nubes blancas descansan placidamente bajo un sol estival en medio de un cielo brillante y sereno, ajenas al temporal que podría avecinarse. Los vientos en calma no indican que la situación pudiera cambiar.

Se anuncia, pues, calma tensa para las próximas horas, sin grandes cambios por el momento. Seguiremos informando.

martes, 17 de julio de 2007

Nube negra

(Letra: Luis Gª Montero / Música: A. Gª de Diego, Joaquín Sabina y Pancho Varona)


Cuando busco el verano en un sueño vacío,
cuando te quema el frío si me coges la mano,
cuando la luz cansada tiene sombras de ayer,
cuando el amanecer es otra noche helada,

cuando juego mi muerte al verso que no escribo,
cuando sólo recibo noticias de la muerte,
cuando corta la espada de lo que ya no existe,
cuando deshojo el triste racimo de la nada.

Sólo puedo pedirte que me esperes
al otro lado de la nube negra,
allá donde no quedan mercaderes
que venden soledades de ginebra.

Al otro lado de los apagones,
al otro lado de la luna en quiebra,
allá donde se escriben las canciones
con humo blanco de la nube negra.

Cuando siento piedad por sentir lo que siento,
cuando no sopla el viento en ninguna ciudad,
cuando ya no se ama ni lo que se celebra,
cuando la nube negra se acomoda en mi cama,

cuando despierto y voto por el miedo de hoy,
cuando soy lo que soy en un espejo roto,
cuando cierro la casa porque me siento herido,
cuando es tiempo perdido preguntarme qué pasa.

Sólo puedo pedirte que me esperes
al otro lado de la nube negra,
allá donde no quedan mercaderes
que venden soledades de ginebra.

Al otro lado de los apagones,
al otro lado de la luna en quiebra,
allá donde se escriben las canciones
con humo blanco de la nube negra.
Hoy no tengo ganas de escribir, estoy al otro lado de la nube negra... pero recordad: es tiempo perdido preguntarme qué pasa.



lunes, 16 de julio de 2007

Hablando de hijos...


No, no tengo nada más que una hija de la que ya he hablado en alguna ocasión, pero durante un período de mi vida tuve que ejercer de madre en funciones y, al hilo de una entrada leída en uno de los blogs de mis amigos, me han entrado ganas de hablar de eso.

Mis padres practicaban el método Ogino, por aquellos tiempos era bastante frecuente recurrir a él puesto que no había la posibilidad de acceder a los métodos de prevención del embarazo que existen actualmente, y, como muchas parejas, tuvieron un fallo (no en balde dicen que el Sr. Ogino es el hombre al que se le atribuyen más hijos a lo largo de la historia…). Del fallo de mis padres nació, cuando yo tenía casi 11 años, mi hermano Alberto. Su nacimiento fue todo un acontecimiento porque era el varón que mi padre siempre había deseado tener, hasta entonces la naturaleza solo le había dado dos hermosas hijas (ejem, ejem… modestia a parte…); así que, a pesar de venir a destiempo, fue muy bien recibido.

Por mi edad y condición de hija mayor, viví el embarazo de mi madre con intensidad, desde los primeros momentos en los que no sé sabía con certeza si se había producido la fecundación hasta que pasados los nueve meses nació la criaturita. Durante ese tiempo tuve que ayudar a mi madre en algunas tareas y participé, también, en la preparación de la canastilla de mi futuro hermano.

Una vez nació, la ayuda se intensificó, sobre todo, con el cuidado del bebé. Me sentía en una situación privilegiada, podía jugar a ser la mamá de un muñeco de carne y hueso. Cuando mis deberes escolares me lo permitían debía cambiar los pañales, preparar los biberones, alimentar al bebé y, lo más desagradable, lavar las gasas que se utilizaban como pañal (en aquellos tiempos no existían los pañales desechables), esto era lo que menos me gustaba, no entendía como aquel ser tan diminuto pudiera embadurnar los pañales con aquellas enormes plastas de color indefinido y olor nauseabundo. Lo que más me gustaba era prepararle la papilla de la merienda, la que se hacía con plátano, galletas maría y zumo de naranja, ¡¡¡estaba riquísima!!!... y esperaba con ilusión que el bebé estuviera desganado para poder terminármela yo… (siempre he sido muy golosa, qué le vamos a hacer…).

De entre las anécdotas que se me han quedado grabadas de la etapa de bebé, recuerdo especialmente dos. Una de ellas se produjo cuando un día, como hacía con bastante frecuencia en el verano, fui a comprar alguna cosa que me había encargado mi madre al “colmado”, la versión reducida de las tiendas de ultramarinos, que había en mi calle. Como siempre, coloqué al niño su sillita (ya debía rondar el año de edad) y nos fuimos para allá. Mientras esperábamos el turno en la tienda, se nos acercó una señora y me dijo: “¡Ay, que mamá tan joven y tan linda! Muchas veces te veo paseando a tu bebé…”, ni que decir tiene que me quedé de piedra, me subió el pavo y a duras penas pude sacar a la susodicha señora de su error. Me parecía increíble que alguien pudiera confundirme con mi madre, claro que la señora no debía conocerla… Hay que tener en cuenta que por aquella época yo no había cumplido aún los 12 años y, a pesar, de estar en pleno proceso de cambio hormonal, no daba, ni de lejos, la imagen de una mujer que hubiese pasado por el proceso de la maternidad, o al menos eso me parecía a mí…

Ese mismo verano tuve la otra anécdota… Un día por la mañana lleve a mi hermano al parque infantil que había en la antigua Plaza Lesseps (¡cómo recuerdo aquella plaza!… con su estanque, sus columpios, su césped que en invierno se cubría de rosada, el cine Roxi en la esquina, el mismo que cantó Joan Manuel Serrat,… y ¡cómo la destrozaron cuando construyeron la Ronda del Mig!, actualmente está en obras y, aunque decían que se iba a recuperar su uso lúdico, dudo mucho que, con el tráfico de la zona, eso sea posible, pero debo reconocer que algunos edificios que se están construyendo a su alrededor le están dando una imagen mucho más amplia y moderna…) ¡Uffff, me estoy yendo de tema…! A lo que iba… Estaba con mi hermano en la zona de juegos de la plaza cuando se me ocurrió la genial idea de columpiarle, pensé que si le daba poco impulso y le sujetaba con una mano por delante sería suficiente para que el bebé no sufriera ningún percance. A mí me encantaba columpiarme y subir tan alto como fuera posible, así es que, imagino, le di más impulso del recomendable y el niño salió disparado fuera del asiento, cayendo de morros en la arena… ¡Qué susto me llevé! Cuando le levanté y vi que tenía la boca llena de arena y que se había hecho un pequeño corte en el labio que sangraba, me puse a temblar (la sangre siempre me ha dado terror, algún día explicaré alguna anécdota más al respecto). Le cogí en brazos, le llevé a la fuente donde tantas veces me paraba a beber agua o a jugar cuando iba o venía del colegio y le lavé la herida con más buena intención que éxito… Alberto poco a poco se fue calmando, pero yo no podía hacerlo. Le volví a colocar en su sillita de paseo y como alma que lleva el diablo volé más que corrí de camino a casa. Cuando llegamos mi madre se alarmó más del estado en que me vio a mí que del daño que había sufrido mi hermano, que estaba la mar de feliz por el paseo a toda máquina que acababa de tener… Nunca he podido recuperarme de ese accidente, cuando mi hija era bebé, me daban pánico los columpios y en contadas ocasiones la subí a alguno, era algo que tenía que hacer su padre y, en muchas casos, terminábamos discutiendo porque le decía que fuera cuidadoso, que no le diera tanto impulso porque la niña se podría caer, y él, claro está, se pillaba unos cabreos considerables.

A medida que Alberto fue creciendo las anécdotas fueron cambiando, tanto es así, que con el paso de los años, pasé de ser la madre a ser la pareja de mi hermano a los ojos de los demás… Mi muñeco creció y se hizo todo un tiarrón de 1.85 de estatura y, hasta hace algún tiempo, más de 110 kg. de peso, vamos todo un armario ropero… (actualmente ha adelgazado a base de llevar una dieta muy equilibrada y mucho ejercicio físico). Un sábado por la tarde, él debía de tener sobre los 18 años (yo todavía estaba soltera), estábamos aburridos en casa y decidimos ir a hacernos socios de un nuevo video-club que habían abierto en el barrio. Nos enseñaron donde encontrar las películas y cuando estábamos dando los datos, él que nos atendía, guiñándonos un ojo, nos dijo que en el fondo había una zona, diferenciada del resto de las estanterías, donde se podían encontrar películas de contenido muy adecuado para una pareja joven como nosotros. En aquel momento ninguno de los dos dijo nada, pero en cuanto salimos del establecimiento nos pusimos a reír como locos… nos habían confundido con una pareja de novios o recién casados… Sin comentarios…

En otra ocasión, ya estaba montando mi casa familiar, necesitaba ir a recoger unos cuadros que tenía encargados, mi pareja no podía venir conmigo, y como era algo bastante voluminoso, mi hermano se ofreció a acompañarme. La calle donde estaba la tienda de marcos era una calle algo estrecha y no había sitio para aparcar, así es que Alberto dejo el coche sobre la acera unos segundos para entrar en el establecimiento a recoger los paquetes, cuando salíamos los dos cargados nos encontramos con que un urbano nos estaba poniendo una multa. Le explicamos que éramos una pareja de novios que estaba montando el piso, que habíamos venido a recoger los cuadros que llevábamos y que, como que no había sitio, habíamos dejado el coche el tiempo justo para entrar a recogerlos, que por favor no nos pusiera la multa que con los gastos del piso y de la boda nos iba a hacer una faena y el buen hombre rompió la papeleta como “regalo de bodas a unos novios tan simpáticos”.

Entre las primeras y las últimas anécdotas pasaron algunos años en lo que se estableció una complicidad muy especial entre mi hermano Alberto y yo. Cuando era niño, una hermana bastante más mayor le valió tener una aliada en alguna de sus travesuras que le evitó recibir alguna que otra bronca paterna; a medida que fue creciendo deje de ser alguien que le protegía, para ser más amigos y camaradas. Siempre hemos tenido mucha confianza el uno en el otro, y cuando alguno de los dos hemos tenido algún problema, siempre ha estado el otro a su lado para intentar ayudarle. Alberto fue quien me ayudó a poner en marcha y a sacar adelante mi negocio durante los años en que lo tuve.

Cuando hace 3 años falleció nuestra hermana, hicimos, si cabe, mucha más piña, juntos tuvimos que hacer frente a sus últimos días y a todo el lío derivado del funeral (lógicamente, nuestros padres no estaban en aquellos momentos para nada). Era cuando yo estaba en pleno proceso de separación y aquel año, por vacaciones, nos fuimos juntos por Andalucía, entonces fue “mi niño” quien se hizo cargo de mí y se ocupó de darme los ánimos que necesitaba porque estaba atravesando una de las peores etapas de mi vida.

Ahora Alberto tiene pareja fuera de la ciudad y no nos podemos ver con la asiduidad con que lo hacíamos antes, pero siempre sabemos, los dos, que en cualquier momento, basta con levantar el teléfono para estar uno al lado del otro como siempre lo hemos hecho.

Esta entrada va por ti, hermanito, te quiero…


jueves, 12 de julio de 2007

R.I.P.


Estoy de duelo.

Él, que me ha acompañado a todas partes durante cuatro largos años, que ha vivido conmigo tantos instantes, que ha escuchado mis penas y mis alegrías durante todo este tiempo, se ha ido, ya nunca más podré contar con su presencia a mi lado, nunca más mis manos podrán tocarle ni mis ojos verle.

Se lleva con él todas las confidencias que le he prestado, ha sido un fiel camarada que ha sabido mantener a buen resguardo mis secretos más íntimos. Ha acompañado mi soledad y me ha ayudado a reflexionar cuando tenía dudas. Con él he aprendido infinidad de cosas…

Otro vendrá o ocupar ese espacio, pero siempre quedará el recuerdo de éste…



…mi primer ordenador portátil.

martes, 10 de julio de 2007

¿Feeling?


Hoy en día todo el mundo habla de “feeling” cuando se trata de establecer en que se basan las relaciones personales, sobre todo cuando hablamos de las relaciones entre hombre y mujer… con esa persona tengo mucho “feeling”, es imposible que pueda haber algo entre nosotros, no hay “feeling”, inmediatamente surgió “feeling” entre él/ella y yo… son frases que escucho a menudo. Así es que he decidido darle unas cuantas vueltas a la palabreja para ver que saco en claro…

Según el diccionario inglés-español Espasa-Calpe Concise, la palabra feeling tiene diferentes acepciones:

nombre:
1 (físico) sensación
2 (emocional) sentimiento: the film left me feeling depressed, la película me deprimió
3 impresión to have/get the feeling (that)..., tener la impresión de que...
4 sensibilidad: I'm afraid of hurting your feelings, temo herir tus sentimientos
5 opinión: my feeling is that..., opino que...

adjetivo: sensible
LOC: no hard feelings, I hope, sin rencores, espero
I know the feeling, conozco la sensación
I've got mixed feelings about it, tengo sentimientos encontrados sobre ello


Nada más empezar me encuentro con la primera disyuntiva, no es lo mismo una sensación que un sentimiento. Las sensaciones son algo primario que se produce como reacción a lo que percibimos a través de los sentidos; los sentimientos, en cambio, son algo más secundario, son las elaboraciones que realiza nuestra mente a partir de las sensaciones y percepciones que vamos teniendo. Por lo tanto, cuando hablamos de “feeling” nos referimos a dos cosas diferentes, el primer impacto sensorial que nos produce alguien y los sentimientos que nos genera posteriormente. Ambigua anda la cosa…

Después de una vuelta de tuerca más llego a la palabra “emoción” (del latín emoveo, emotum = conmovido, perturbado), que es un impulso involuntario originado como respuesta a los estímulos del ambiente, que induce sentimientos en el ser humano y que desencadena respuestas de reacción automática tanto a nivel fisiológico como de conducta, aunque el ser humano sea capaz de controlar sus emociones.

En castellano tenemos un término que creo que podría resultar más esclarecedor, se trata de “atracción sexual”, sin embargo, ahora que todos andamos hablando libremente de sexo y de sexualidad, esta expresión está “demodé”… Y también deberíamos tener en cuenta la “atracción interpersonal”, que es la que existe entre las personas cuando no hay un objetivo de tipo sexual entre ellas.

¡Aaaaayyyyy!...

Por más vueltas que le doy al asunto, lo único que permanece inamovible desde el principio es el deseo de que se siga produciendo ese “feeling” que hace que ante una persona determinada nuestro corazón se acelere, nuestra organismo se comporte de manera diferente, nuestras emociones se desborden y no podamos quitar nuestros ojos ni nuestros pensamientos de él/la elegid@. Quiero seguir enamorándome (que, después de todo, es como siempre he expresado ese estado, visto lo visto, tan difícil de calificar).

viernes, 6 de julio de 2007

Pequeñas cosas, cosas pequeñas







Hoy he acabado mi primer gif, algo que, en principio, no tiene ninguna importancia. Pero resulta que para mí sí que es algo importante. Hacía tiempo que quería hacer uno y nunca me había encontrado con el estado de ánimo suficiente para meterle mano al programa que permite realizarlos, me parecía que iba a ser algo complicadísimo… como me pasa muchas veces, no ha sido así.

Y todo eso me ha dado que pensar…

Por un lado, en el miedo que nos paraliza en muchas ocasiones. Ese miedo absurdo que nos impide llevar a cabo lo que queremos porque nos parece que va a ser imposible que podamos conseguirlo. De repente, un día, nos atrevemos a intentarlo y vemos que somos capaces de realizar lo que nos habíamos propuesto y que deberíamos haberlo intentado antes porque no era para tanto.

Por otro lado, en que cada cosa tiene su momento. Por más vueltas que les demos a las cosas, hasta que no llega “ese momento”, no podemos llevarlas a cabo. La cadena de sucesos previos nos lleva a ese punto en que todo resulta fácil porque ya hemos adquirido los conocimientos necesarios para ello.

Y, para terminar, en la importancia de las cosas pequeñas. La felicidad son esas pequeñas cosas, sin importancia aparente, pero que marcan una diferencia en nuestro vivir cotidiano. Ahora ha sido este pequeño gif, dentro de un rato será otra pequeña “victoria”, y así se van cargando las pilas para seguir y seguir.

Anoche hablaba con violeta04, la destinataria de este gif que es mi regalo de bodas virtual, y me decía que a ella y a su cibernovio les hacía mucha ilusión esta ceremonia online porque representaba el poder llevar a cabo, aunque sólo fuera virtualmente, lo que desearían poder realizar offline. Esa ilusión fue el motor que me llevo a meterme en harina sin tener demasiada idea de lo que iba a conseguir. Para celebrar este pequeño triunfo he querido dejarlo aquí. La música que le acompaña es la “canción” de violeta04 y Sidharta60, a los que yo, ahora, conozco como Ana y Manuel.

Ojala pronto podáis convertir vuestro sueño en realidad, pero ya sabéis… deberéis esperar a que llegue su “momento”… ¡¡¡Sed muy felices!!!




(Joooo, pues resulta que por aquí no se pueden poner gifs animados... caxissss!!!!!)



miércoles, 4 de julio de 2007

Medio siglo de canciones




A lo largo de la vida he ido coleccionando muchas canciones, tal vez demasiadas, la música evoca vivencias y los recuerdos se despiertan. Cuando empecé a preparar este listado de canciones pensé que no pasarían de 10 o 20, ahora me doy cuenta que llevo más de 200 y, como aquel que dice, ni siquiera he empezado… Ésta es mi historia a través de la música que he ido escuchando en cada momento de mi vida, no sigo un orden cronológico, he ido escogiendo las canciones a medida que las iba recordando o que las iba encontrando y cada canción evoca algún momento de esa vida que es la mía, pasado y presente se entremezclan, pues.

Personas, vivencias y circunstancias han ido pasando por mi recuerdo mientras escogía las canciones que iba colocando en la lista. Sonrisas y lágrimas, ilusiones y decepciones, de todo un poco… Hacer la recopilación ha sido un ejercicio de memoria muy agradable porque incluso los malos recuerdos se han ido transformando a través de la música.

Es curiosa la relación que mantengo con la música, me gusta casi toda y no tengo unos gustos definidos en el sentido de que me gustan casi todos los géneros, aunque lo que no soporto son esas canciones machaconas que no tienen ningún tipo de discurso musical y que son sólo algunos sonidos repetidos. Sin embargo, hay momentos en mi vida en que no puedo escuchar las canciones de siempre, esas que tienen una letra que entremezclada con la música me hace sentir y, de alguna manera, me enamora. Son momentos en lo que el vacío interior es excesivamente grande, las carencias son demasiado profundas y la esperanza parece haberse escondido en algún lugar inaccesible imposible de encontrar, entonces la música sólo despierta la tristeza, las lágrimas salen sin permiso y prefiero llenar ese desierto interno con otros sonidos que no las convoquen, es el momento de escuchar música chill out o música clásica.

Hoy he empezado a cargar canciones en el blog, será un largo trabajo ir colocándolas, no sé si podré colgarlas todas o si acabaré en algún momento de recordar más, una me lleva a otra y las fotografías asociadas se van sucediendo sin cesar, he revuelto los rincones de la casa buscando vinilos, cassettes y cds, algunos hacía años que no los escuchaba, a medida que vaya avanzando se irán viendo los resultados… Como que todavía no sé cómo incluir algunas cosas aquí, dejo de momento la URL donde estoy poniendo las canciones:

http://lemoinestar.imeem.com/

lunes, 2 de julio de 2007

Tempus fugit (con permiso)


Pasado, presente y futuro no existen, para Einstein el tiempo no es más que una ilusión muy persistente de nuestra mente. Otros físicos y filósofos dicen también que el universo es estático y, por lo tanto, el tiempo y el movimiento son sólo ilusiones. Así pues, desde esta perspectiva, no podemos asegurar que el tiempo pase. Pero bueno… por más que digan ellos, no nos podemos abstraer a la melancolía que representa ver ese “imaginado” pasado ni a la angustia que se nos plantea ante ese “inexistente” e incierto futuro.

Ni tampoco podemos dejar de aceptar que el paso del tiempo es subjetivo y cada uno lo vive de distinta manera. Para el que espera, por ejemplo, el tiempo se hace infinito y en cambio, cuando vivimos intensamente, el tiempo pasa volando. En este punto quiero dejar constancia de una creencia personal: en el recuerdo, en cambio, el tiempo es inversamente proporcional a la rapidez con la que lo vivimos; así, pues, los momentos de nuestra vida en que hemos vivido intensamente y el tiempo se ha pasado sin sentir, nos dejan una huella en el recuerdo mucho más importante que esos otros momentos en los que estamos pasando una mala racha y, más que vivir, vegetamos, y que, prácticamente, se quedan borrados en la memoria.

El estadio de la vida por el que se atraviesa también influye en la manera en que sentimos el paso del tiempo. No es lo mismo en la adolescencia, cuando deseamos que pase rápidamente para llegar a convertirnos en esos adultos que deseamos ser, que en la madurez (ese estado “quasi” perfecto en el que se supone que estamos algunos), en la que nos tomamos mucho más tiempo para tomar determinadas decisiones porque somos más conscientes de las consecuencias que tienen algunas de ellas. Por eso, tal vez, puede parecer que a medida que pasan los años podemos necesitar más tiempo para llevar a cabo lo que nos proponemos y que el tiempo se nos hace mucho más corto y nos da para menos.

En los tiempos que nos ha tocado vivir, en los que todo discurre con tanta celeridad, se hace más patente, si cabe, esa falta de tiempo porque en nuestro día a día nos exigimos llevar a cabo demasiadas actividades y vamos, la mayor parte del tiempo, sufriendo la tiranía de la agenda y el reloj.

De un tiempo a esta parte, por mis circunstancias personales, me he planteado poner un freno a ese paso tan acelerado del tiempo viviendo con un poco más de tranquiliada, y, por ahora, parece que lo voy consiguiendo. Hoy por hoy, intento darle la importancia que tiene, y acercándome a la manera de pensar de esos físicos y filósofos que decía al principio, he empezado a prescindir del pasado, que ya no existe y que sólo es humo, ni a agobiarme por ese futuro incierto, para vivir, única y exclusivamente, el momento presente (que ése, por más que digan, para mí sí existe).

CARPE DIEM.