"No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo. " (Oscar Wilde)



martes, 25 de septiembre de 2007

La fábula de los dos monjes

Llevo todo el día pensando sobre qué escribir hoy, hoy es de esos días que necesito escribir. Había pensado escribir sobre la resaca del fin de fiestas, sobre el amor (un tema que siempre me ronda), sobre aquel músico que destrozaba en el metro una canción (que no puedo recordar de quién es, maldito Alzheimer…) cuando hoy regresaba de respirar sal en la orilla del mar, sobre el otoño que inevitablemente ya está aquí, sobre los desencuentros y las no-coincidencias, explicaros un cuento que tengo perfilado en mi imaginación… Al final, me he decidido a contaros la fábula que acaban de explicarme hace un rato, desconozco el autor, yo se lo debo a alguien muy especial para mí… tú sabes a quién me refiero, disculpa que te haya robado la idea…

Dos monjes de cierta orden religiosa iban caminando, uno de ellos era joven y el otro viejo. Su orden, como no podía ser menos, tenía una serie de preceptos de obligado cumplimiento, el más importante, que no podían, bajo ningún concepto, tocar a una mujer.

De repente los monjes llegaron a la orilla de un río, allí había una mujer, vieja y fea, a la que sus mermadas fuerzas le impedían realizar la travesía. El monje viejo no se lo pensó dos veces, hizo que la mujer se subiera a su espalda, la ayudo a cruzar el río y, cuando llegaron a la otra orilla, la dejó en el suelo.

Los monjes siguieron su camino en silencio, después de un buen rato, el monje joven dijo:

-Maestro, nuestra disciplina prohíbe entrar en contacto físico con una mujer, pero vos habéis hecho caso omiso a esa prohibición, habéis cometido un pecado.

-Hijo –respondió el otro monje- yo hace rato que dejé a esa mujer, pero tú todavía la llevas contigo…

Ésta es la fábula de los dos monjes, él que quiera oír, que oiga… Yo estoy intentando hacerlo…



sábado, 22 de septiembre de 2007

Festa Major

Mi ciudad se ha vestido de fiesta, el jueves paseaba por el centro de la ciudad donde se estaban dando los últimos toques acelerados para acoger las diferentes propuestas lúdicas y culturales propias de la ocasión; un trajín frenético, como de sábado, llenaba todos los rincones, al tiempo que los escenarios, las carpas, las vallas señalizadoras, brotaban por todos los rincones.

Las fiestas de mi ciudad nunca han sido espectaculares, no tienen el renombre de otras muchas que se celebran a lo largo de la península. No tienen el colorido de las ferias andaluzas, ni el ruido de las valencias, ni la afluencia de público de los encierros pamplonicas. Las fiestas de mi ciudad siempre han sido sobrias y mesuradas, como el carácter de sus gentes, como se apreciar a través de su folclore: la sardana, un baile símbolo de unión y fraternidad, y los “castells” (castillos), esas torres humanas sobrecogedoras, fruto del esfuerzo colectivo de muchas gentes.

No tengo recuerdos de las fiestas en mi infancia donde pasaban casi desapercibidas, mucho más para alguien como yo, hija de inmigrantes, que no vivía inmersa en las tradiciones catalanas. Ha sido con el transcurrir de los años que La Mercè ha ido adquiriendo relevancia en mi vida, e imagino, en la vida de la mayoría de los ciudadanos. Primero fue la democracia, con la recuperación de las tradiciones populares que durante muchos años estuvieron vetadas, y, posteriormente, la apertura de la ciudad al mar que empezó con las Olimpiadas, lo que ha ido dando carácter a estas fiestas todavía en crecimiento.

Cada año son más las propuestas con las que nos sorprende el consistorio. En este año La Mercè se viste de mar anticipándose a la Wordl Race, la regata que saldrá de Barcelona en noviembre con el objetivo de dar la vuelta al mundo. También se viste de Ciencia presentando una serie de propuestas centradas en el programa Barcelona Ciencia 2007.

A mí, personalmente, entre las actividades ofertadas, las que más me ilusionan son el concurso de fuegos artificiales que se celebra cada año en la Playa de la Barceloneta; La Festa al Cel, una iniciativa con algunos años de existencia en la que se une el cielo y el mar en un espectáculo variopinto y multicolor de cometas, globos y acrobacias aéreas; los “correfocs” (correfuegos) y “cercaviles” (pasacalles) con sus “diables” y sus monstruos fantásticos; la exhibición de “gegants” (gigantes) que convoca gigantes provenientes de diferentes lugares del mundo y que me hacen sentir niña cuando les veo; el callejear por la noche entre los diferentes escenarios, donde una oferta musical variada te va sorprendiendo a cada paso. Y, por supuesto, el Piromusical, el mágico fin de fiesta, una explosión de luz, color y sonido que crean un espectáculo irrepetible.

Durante estos cuatro días miramos al cielo y salimos a la calle, esperando que el sol brille y el tiempo no desluzca las fiestas, estamos en ese punto en que el verano deja de serlo para convertirse en otoño y las lluvias borran el recuerdo todavía cercano del sol y la luz veraniega para acercarnos los colores cálidos de la nostalgia otoñal.


¿Os había dicho alguna vez que soy una enamorada de mi ciudad?

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Sigo escribiendo

El comentario que me regaló una de mis lectoras más fieles ayer, ha dado pie a una serie de reflexiones que son las que quiero transmitir hoy, en él me pedía que siguiera escribiendo y eso, precisamente, es lo que quiero hacer.

La pregunta que surgió espontáneamente a raíz de ese comentario es: ¿por qué escribo? Y las respuestas que se me han ocurrido son muchas…

* Escribo porque necesito comunicar lo que pienso y lo que siento y éste es un buen vehículo para ello. El otro día encontré, por casualidad, la frase de Oscar Wilde que ahora encabeza el blog, "No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo”, en ella se resume lo que pienso al respecto, no escribo para que nadie me lea (eso lo dije también en mi primera entrada), escribo, sobre todo, porque me gusta leerme a mí misma, aunque no me entienda, o, justamente, porque no me entiendo.

* Escribo porque me encanta encontrar los comentarios que me hacéis, los espero con ilusión, me alegráis el día con ellos y me dais motivos para seguir escribiendo.


* Escribo por placer, porque cuando me siento delante de la pantalla del ordenador, la mayoría de las veces, los dedos se mueven solos y las palabras van llenando la pantalla como si tuvieran vida propia. Es una sensación estupenda, el tiempo transcurre sin sentir, como cuando estamos en buena compañía.


* Escribo por terapia, porque al escribir me obligo a mí misma a poner orden a mis pensamientos. Aparece una idea, la desecho de momento porque no toca, reflejo la siguiente… y así, poco a poco, va surgiendo un texto que imagino coherente.


* Escribo como un reto, porque no sé escribir, porque siempre me ha costado expresarme, porque soy demasiado técnica en mis escritos… y quiero ponerle remedio a eso. Ni tengo habilidades para comunicarme, ni tengo imaginación para crear personajes, pero estoy segura que, con el tiempo, las iré adquiriendo.


* Escribo por diversión, porque no es sólo el texto… es buscar la imagen, es pensar en la música que lo va a acompañar (aunque no acabe de encontrar el lugar para alojarla que funcione correctamente, por cierto, a partir de hoy, voy a poner un doble enlace a la música, si hacéis clic en la imagen se abrirá el vinculo que lleva asociado), es pelearme con el formato que muchas veces falla…


*Escribo para aprender, porque soy un culo inquieto y tengo mucha curiosidad. Mejorar la apariencia del blog, mejorar los contenidos, mejorarme a mí misma son algunas de las cosas que poco a poco voy consiguiendo.


* Escribo por juego, porque las palabras tienen magia y, a veces, no es sólo lo que se dice, sino también lo que se calla o lo que se insinúa.


* Y, sobre todo, escribo porque estoy sola, porque vivimos en un mundo de soledad y escribir me hace sentir acompañada.



Por todas estas razones, y las que se me olvidan, quiero daros las gracias.

Gracias por leerme.

Gracias por soportarme.

Gracias por comentarme.

Gracias por darme ideas.

Gracias por ayudarme.

Gracias por acompañarme.

Gracias por enseñarme.


GRACIAS POR HACERME UN POCO MÁS FELIZ...
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domingo, 16 de septiembre de 2007

Ángel o demonio


Desde hace algún tiempo en mi vida hay un ángel, un angelote regordete y bonachón que me protege entre las suaves plumas de sus alas. Mi ángel vela por mí, escucha mis quejas, seca mis lágrimas y me da buenos consejos. Su preocupación es mi mejor compañía y creo que no podría vivir sin él. Le quiero con todo mi corazón y de la única manera que se puede querer a los ángeles, con un cariño blanco y dulce.

Pero algunas veces, mi ángel se transforma. No escucha mis razonamientos, no comprende lo que le explico y se enfada si no hago lo que él me recomienda. En estos casos me siento desprotegida, me siento sola… Quiero que vuelva ese ángel al que estoy acostumbrada, no me gusta la compañía de este ser cruel, desalmado y materialista que no me entiende.

Hoy, quiero decirte, mi ángel, que debo cometer mis propias equivocaciones, que necesito que me protejas, pero no que me sobreprotejas; que necesito que sigas a mi lado a pesar de que no haga lo que tú crees que me conviene porque, si me caigo y me lastimo, necesitaré que tus brazos me ayuden a levantarme y tus plumas me arropen. Por favor, ángel mío, reflexiona…
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¿Buen servicio? (II)


Vamos de camino hacía la casa de los padres de L en un pueblo de La Mancha manchega de Ciudad Real, hemos salido con retraso y el hambre del mediodía nos pilla por el camino, así es que decidimos hacer un alto para calmar los rugidos del estómago. Por la meseta castellana no se ven demasiados lugares apropiados para ello, pasamos por uno que está muy poco concurrido, ya sabemos lo que se dice de este tipo de restaurantes… poca clientela no es un buen síntoma… Decidimos continuar un poco más y en pocos minutos llegamos a otra venta en la que hay aparcado un número importante de coches y camiones… es buen presagio…

Accedemos al bar que en esos momentos se encuentra muy concurrido, vemos la puerta del comedor que está abarrotado, ninguna mesa libre, nos dicen que salgamos por una puerta lateral, bajemos unas escaleras y encontraremos otro comedor. Así lo hacemos, el acceso es bastante complicado, el tramo de escaleras no está suficientemente iluminado y pensamos que nos hemos perdido, pero al final aparece un local enorme con un gran número de mesas, de las cuales, tan solo las primeras están ocupadas. El camarero nos indica una de las mesas libres, justo enfrente de la salida de aire acondicionado que se nota con intensidad, le pedimos una nueva mesa, un poco más alejada y el camarero nos pone pegas… Parece que vamos mal…

La carta es extensa, un número importante de primeros y segundos, combinados con postre y bebida, un menú completo a un precio bastante aceptable. Escogemos de primero un gazpacho andaluz y unos entremeses (suponemos que en está zona deben de ser de calidad), una escalopa a la milanesa y unos calamares a la romana completan el pedido. El gazpacho es aceptable pero los entremeses dejan bastante que desear, ni siquiera el queso se salva (no hay que olvidar que estamos en La Mancha…). A la hora los segundos la cosa degenera… los calamares se quedan reducidos a un fino hilo elástico de sabor indescifrable rodeado de una abundante masa de harina de color amarillo brillante y la escalopa, que presenta un sospechoso color marrón oscuro, al cortarla parece una lámina de madera chamuscada tanto en la consistencia como en el aspecto. Lo de los calamares es, hasta cierto punto comprensible, el precio del menú es bastante económico, no se pueden esperar milagritos, pero que la carne esté quemada no tiene nada que ver con eso. Rogamos al camarero que retire el plato y lo sustituya por otro “menos hecho”; después de un largo rato, aparece la nueva escalopa algo más comestible. El resto de la comida transcurre con normalidad excepto por la temperatura ambiente que hace pensar que nos encontramos en el interior de un frigorífico. Terminamos, pues, tiritando de frío (ya lo dice el refranero: el español fino después de comer tiene frío) y pensamos subir a tomar el café a la barra del bar donde suponemos que hará un poco más de calor. Pedimos la cuenta al camarero y nos dice que cojamos la nota del pedido y la presentemos en el bar…

Desandamos el camino de acceso al segundo comedor a través de la escalera tenebrosa. Ya en la barra pedimos los cafés: uno sólo descafeinado de máquina con sacarina para una y un cortado descafeinado con la leche del tiempo para la otra. El café solo viene bien, pero el descafeinado es un vaso de leche poco caliente con un sobrecito de café liofilizado.

- Disculpe, por favor, pero el cortado era de máquina. ¿Me lo podría cambiar? –le digo al camarero.
- ¡¡¡Eso debería habérmelo dicho antes!!! –se sulfura el hombre.
- ¿Hay algún problema en cambiarlo? –se interesa mi amiga.

El “atento” camarero retira el café con un gesto brusco y se da la vuelta murmurando palabras ininteligibles (por las formas, se diría que son juramentos en arameo), pasados unos segundos trae el café como lo habíamos pedido. Se gira y de repente se da la vuelta nuevamente, coge con una mano violentamente el sobre de azúcar del platillo y mientras que, dando un golpe encima del mostrador con la otra mano, deposita un sobrecito de sacarina mientras dice: ¡¡¡La sacarina!!! (nadie le había dicho que ese café fuera con sacarina…). Por supuesto me tomé el cortado con sacarina… cualquiera se atrevía a decir algo…

L y yo nos miramos con sorpresa… ¿qué ha pasado? ¿tanto problema representa cambiar un vasito de leche blanca por un café descafeinado de máquina al que se pueden añadir un poco de la misma para hacer un cortado? Me quedo mirando a L fijamente mientras le digo:

- Se me está ocurriendo unan mala idea…
- Sí –dice ella leyéndome el pensamiento- vamos a hacerlo.

Cojo la nota de la comida que había depositado sobre la barra mientras tomaba el café, la doblo cuidadosamente por la mitad y me la meto en el bolsillo del pantalón… me parece que se me va a “olvidar” pagar la comida…

L pregunta cuanto se debe, el camarero “simpático” le dice que dos euros con veinte céntimos, se los abona (sin dejar propina, por supuesto) y salimos muy dignamente del local.

Cuando llegamos al coche nos ponemos a reír con ganas (y también nervios) es la primera vez en que las dos nos vamos sin pagar de algún sitio, pero creemos que en este caso nos lo hemos ganado con creces por el mal trato recibido.


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¿Buen servicio? (I)

Hoy hemos ido a Valencia, y después de callejear un buen rato, nos hemos metido a la sombra en un antiguo mercado modernista reconvertido en zona comercial y de ocio. Es una calurosa tarde del mes de agosto y apetece refrescarse un poco. Damos un garbeo por el paseo central mirando la oferta de las diferentes terrazas instaladas a ambos lados del mismo. Nos llama la atención una de ellas, equipada con unos, en apariencia, comodísimos sillones de ratán, y en allí decidimos instalarnos. Encendemos un cigarrito mientras esperamos al camarero, lo acabamos y nadie nos hace ni caso;, ¿otro cigarrito?... Bien, adelante… Continua pasando el tiempo y seguimos igual…

A lado hay una terraza equipada de una manera más modesta que se anuncia como horchatería… La decisión está tomada, nos levantamos, sin que nadie nos diga nada tampoco, y nos sentamos en la terraza de la competencia, en la que la combinación de horchata con granizado de limón, servida con presteza por una camarera eficiente, nos pareció una auténtica delicia, mucho más tras la espera que acabábamos de padecer.

Evidentemente ya teníamos tema de conversación... ¿el propietario del local, previendo el mal servicio que iba a dispensar y la demora en la atención de los camareros, planificó la colocación de aquellos cómodos sillones para compensar?

Se admiten apuestas…
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jueves, 13 de septiembre de 2007

Las Nueve Revelaciones”, de James Redfield

Se trata de una novela que yo encuadraría dentro del marco de la nueva espiritualidad. Las religiones tradicionales en occidente hace tiempo que se encuentran desfasadas e incapaces de dar respuesta a las demandas de los fieles. Como consecuencia de ello, una parte importante de la humanidad vuelve sus ojos hacia otras alternativas.

Argumento:

La acción se desarrolla en Perú, donde un grupo de personas relacionadas con el mundo de la cultura y la religión, coinciden en diferentes lugares del país para conocer y estudiar un antiguo manuscrito con más de 2000 años de antigüedad que ha permanecido perdido a lo largo de la historia y en el que, a través de nueve revelaciones, se explica hacía donde debe dirigirse la humanidad para encontrar una nueva espiritualidad más de acuerdo con las energías del universo.

Las autoridades políticas y religiosas, comprendiendo la influencia que estas enseñanzas pueden llegar a tener, empiezan una lucha encaminada a que esas revelaciones no se hagan públicas y ponen en funcionamiento al aparato militar con el objetivo de destruir todas las posibles copias que existan del manuscrito. La aventura está servida.

Entrelazadas con esta aventura, que obliga a los protagonistas a moverse sin cesar por todo el país, se le van mostrando al lector las revelaciones mencionadas.

Opinión:

A mí, personalmente, la novela, como novela de aventuras, no me ha convencido, la encuentro floja y en ocasiones difícil de seguir porque son tantos los desplazamientos que se narran en muy breve lapso de tiempo que te puedes llegar a perder. Por otro lado, el autor al final nos deja las puertas abiertas a nuevas revelaciones, que yo sepa vamos por la undecima, lo cual me hace pensar si no se ha dado cuenta de que ha encontrado la gallina de los huevos de oro...

Ahora bien, en cuanto al contenido de las revelaciones mi opinión es diferente aunque creo que están explicadas sin profundizar demasiado en los conceptos que en ellas se reflejan. Mi manera de pensar desde hace años está de acuerdo con muchas de las cosas que se cuentan aquí, por lo tanto, debo de decir que me parece un contenido muy interesante que, para quien no lo conozca, puede llegar, incluso, a cambiar sus planteamientos sobre la vida. A mí eso me sucedió a partir de la lectura de otro libro, Mágica Fe, de J. J. Benítez, que tiene una temática similar en cuanto a la filosofía de vida que plantea.

Se agradece que, en contra del catastrofismo que nos meten por todos partes (empecé a leer El Quinto Día, de Frank Schäting, y lo he dejado aparcado porque me daba “yuyo” leerlo), alguien nos diga que existe un futuro mejor y que está en nuestras manos conseguirlo. Por eso creo que es un libro imprescindible pese a su baja calidad literaria.

Curioso, leyendo comentarios por los internets sobre el libro me ha llamado sobre todo la atención uno: “es como si el libro te buscará a ti”... (sin comentarios).


El autor:

James Redfield, nacido el 19 de marzo de 1950 cerca de Birmingham, Alabama, en los Estados Unidos. Estudió psicología en la Universidad de Auburn y durante quince años trabajó como terapeuta de niños con problemas en la misma ciudad y, más tarde, en Birmingham. Posteriormente dejo su trabajo para publicar su primara novela que apareció en 1997, Las nueve revelaciones, de la que, a mayo del 2005, se habían vendido más de 20 millones de copias en todo el mundo y ha sido traducida a 34 idiomas y también se ha realizado una película basada en ella. Actualmente vive y escribe en el Sur de los Estados Unidos. Publica un periódico mensual, The Celestine Journal, donde relata sus experiencias y reflexiones sobre el renacimiento espiritual que se está produciendo actualmente en nuestro planeta.

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El siguiente es un resumen de los nueve pasos descritos por Redfield en su libro “Las Nueve Revelaciones” (Fuente: http://www.wicca.vzla.org/Figuras_JamesR.htm)
1. Una masa crítica: Tomando conciencia de las coincidencias en nuestra vida. ¿Te sientes inquieto? No estás solo: Todos están empezando a buscar más significado a su vida. Pon atención a esas “coincidencias” que parecen ser eventos destinados a suceder. Son realmente eventos sincrónicos y, siguiéndolos, entrarás en tu camino de verdad espiritual.
2. Una nueva manera de mirar el mundo: Observa nuestra cultura dentro de su contexto histórico. La primera mitad del pasado milenio se malgastó bajo el pulgar de la iglesia; en la segunda mitad sólo nos preocupamos del bienestar material. Ahora, al final del siglo XX eso ya no nos importa. Estamos listos para descubrir el principal propósito de la vida.
3. Un universo de energía dinámica: Empieza a conectarte con la energía que envuelve a las cosas. Con práctica, aprenderás a ver el aura alrededor de los seres vivos y aprenderás a proyectar tu propia energía para entregar fuerza.
4. La lucha por el poder: competencias por la energía humana: Una competencia inconsciente por energía es la base de todos los conflictos. Dominando o manipulando a otros, no da energía extra que pensamos necesitar. Seguro que se siente bien, pero ambas partes resultan dañadas en el conflicto.
5. Conectándose con la energía divina que llevas dentro: La clave para sobreponerse al conflicto en el mundo es la experiencia mística que es alcanzable para cualquiera. Para nutrir lo místico y construir tu energía déjate llenar por déjate llenar por un sentimiento de amor.
6. Aclarando el camino: Descubriendo tu ruta en la vida. Los traumas de la niñez bloquean nuestra habilidad para experimentar lo místico. Los humanos, a causa de sus cargas, desembocan en uno de cuatro “dramas de control”: Lo Intimadotes roban energía del resto con amenazas. Los Interrogadores la roban juzgando y cuestionando. Los Reservados atraen atención (y energía) coqueteando. Y las Víctimas nos hacen sentir culpables y responsables por ellos. Date cuenta de la dinámica familiar que ha creado tu drama de control y concéntrate en la pregunta principal que es cómo poder hacer de tu vida una vida de mayor nivel a la que tuvieron tus padres.
7. Conociendo tu misión personal: fluir. Una vez que hayas aclarado tus traumas, puedes construir energía a través de la contemplación y meditación, concentrándote en el cuestionamiento básico de tu vida y empezando a hacer caso a las intuiciones, sueños, coincidencias sincrónicas, para llevarte a la dirección de tu propia evolución y transformación.
8. La Ética Interpersonal: animando a otros. No puedes realizar esa evolución sólo, así es que empieza a practicar la nueva “Ética Interpersonal” animando a quienes se crucen en tu camino. Evita las relaciones de interdependencia. Pon atención a los dramas de control de otras personas. Cuando estés en grupo, habla cuando el espíritu –en vez del ego- te motiven.
9. Evolucionando a estados superiores: El propósito es evolucionar más allá de este plano. Menos gente y más bosques nos ayudarán a mantener nuestra energía y a acelerar nuestra evolución. La tecnología hará la mayor parte del trabajo por nosotros. A medida que valoramos la espiritualidad más y más, reemplazaremos la economía de mercado y nuestra necesidad de un empleo remunerado. Podemos conectarnos con la energía de Dios de una manera tal que, eventualmente, llegaremos a ser seres de luz que caminen directamente al cielo.
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martes, 11 de septiembre de 2007

A veces el mundo deja de girar

El mundo puede dejar de girar en cualquier momento y por muchas causas. Ayer hablaba con alguien para quien su mundo particular se ha detenido, no quería decirlo, más bien creo que no tenía fuerzas para decirlo, y me hizo escuchar una canción para explicármelo, la canción es Today the World Stopped Turner. Cuando la busqué por Internet para poder leer la letra, me encontré con que hay dos canciones diferentes con el título parecido y ambas tratan temáticas muy distintas. La de Thunder es la que tenía que oir, la de Alan Jackson es la que encontré por “casualidad” (siguen las coincidencias).

Hoy es 11 de Septiembre, una fiesta importante en mi Comunidad Autónoma y había pensado escribir al respecto, pero haciendo caso a esta nueva casualidad he preferido cambiar el tema y hablar sobre aquel día de septiembre en que el mundo dejo de girar. Aunque tampoco sé si es mucho lo que puedo añadir a la letra de la canción, mientras la iba traduciendo los ojos se me han llenado de lágrimas recordando tanto horror como se vivió entonces y lo único que se me ocurre es elevar mis suplicas al cielo para que nunca más el mundo se vuelva a parar por algo así.

Dejo, pues, estas palabras aquí como un recordatorio, porque no debemos olvidar el pasado y estamos obligados a aprender de él.

Y para ti, Pirata cojo, dejo el recuerdo de García Márquez y 1001 besos por ayudarme con la traducción de la canción.

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WHERE WERE YOU WHEN THE WORLD STOPPED TURNING
¿DÓNDE ESTABAS CUANDO EL MUNDO DEJO DE GIRAR?

Where were you when the world stopped turning that September day
¿Dónde estabas cuándo el mundo dejo de girar un día de septiembre?
Out in the yard with your wife and children
¿A fuera en el patio con tu esposa y los niños?
Working on some stage in LA
¿Trabajando en algún lugar en L.A.?
Did you stand there in shock at the site of
¿Te hicieron permanecer en shock y fuera de tí?
That black smoke rising against that blue sky
Aquel humo negro revelándose contra este cielo azul
Did you shout out in anger
¿Te hicieron entrar en cólera?
In fear for your neighbour
¿Sentiste preocupación por tu vecino?
Or did you just sit down and cry
¿o solamente te sentaste a llorar?



Did you weep for the children
¿Te hicieron llorar por los niños
Who lost their dear loved ones
Que perdieron a sus seres queridos
And pray for the ones who don't know
Y rezar por esos desconocidos?
Did you rejoice for the people who walked from the rubble
¿Te hicieron alegrarte por la gente que salió de los escombros
And sob for the ones left below
Y sollozar por los que quedaron debajo?


Did you burst out in pride
¿Te hicieron gritar con orgullo
For the red white and blue
Por el rojo, blanco y azul
The heroes who died just doing what they do

Los heroes que murieron solo haciendo lo que hacen?
Did you look up to heaven for some kind of answer

¿Te hicieron mirar al cielo buscando algún tipo de respuesta?
And look at yourself to what really matters
¿Y mirar alrededor hacia lo que realmente importa?


I'm just a singer of simple songs
Soy solo un cantante de canciones sencillas
I'm not a real political man
No soy un auténtico político
I watch CNN but I'm not sure I can tell you

Miro la CNN pero no estoy seguro de si puedo decirte
The difference in Iraq and Iran
La diferencia entre Irak e Irán
But I know Jesus and I talk to God

Pero conozco a Jesús y camino hacia Dios
And I remember this from when I was young

Y recuerdo esto desde que era joven
Faith hope and love are some good things he gave us

La fe, esperanza y el amor son algunas de las buenas cosa que Él nos dio
And the greatest is love
Y lo mejor es el amor


Where were you when the world stopped turning that September day
¿Dónde estabas cuándo el mundo dejo de girar un día de septiembre?
Teaching a class full of innocent children
¿Enseñando a una clase llena de inocentes niños?
Driving down some cold interstate
¿Conduciendo por alguna fría autopista interestatal?
Did you feel guilty cause you're a survivor
¿Te hicieron sentirte culpable por sobrevivir?
In a crowded room did you feel alone
¿Te hicieron sentir solo en una habitación atestada?
Did you call up your mother and tell her you love her

¿Te hicieron llamar a tu madre y decirle que la quieres?

Did you dust off that bible at home
¿Te hicieron desempolvar aquella biblia del hogar?
Did you open your eyes and hope it never happened

¿Te hicieron abrir los ojos y esperar que no volviera a suceder?
Close your eyes and not go to sleep
¿Cerrar los ojos y no poder dormir?
Did you notice the sunset the first time in ages

¿Te hicieron prestar atención a la puesta del sol por primera vez en muchos años?
Speak with some stranger on the street
¿Hablar con algún extraño en la calle?
Did you lay down at night and think of tomorrow

¿Te hicieron acostarte por la noche y pensar en mañana?
Go out and buy you a gun
¿Salir y comprarte un arma?
Did you turn off that violent old movie you're watching
¿Te hiceron apagar aquella vieja película violenta que mirabas
And turn on I Love Lucy reruns
Y conectar Amo a Lucy de nuevo?
Did you go to a church and hold hands with some stranger
¿Te hicieron ir a una iglesia y apretar las manos de un extraño
Stand in line and give your own blood
Conectarte y sentirle tu propia sangre?
Did you just stay home and cling tight to your family
¿Te hicieron quedarte en casa y abrazar a tu familia
Thank God you had somebody to love
Agradeciendo a Dios que tenías a alguien para amar?



I'm just a singer of simple songs
Soy sólo un cantante de canciones sencillas
I'm not a real political man
No soy un auténtico político
I watch CNN but I'm not sure I can tell you

Miro la CNN pero no estoy seguro de si puedo decirte
The difference in Iraq and Iran
La diferencia entre Irak e Irán
But I know Jesus and I talk to God

Pero conozco a Jesús y camino hacia Dios
And I remember this from when I was young

Y recuerdo esto desde que era joven
Faith hope and love are some good things he gave us

La fe, la esperanza y el amor son algunas de las buenas cosas que El nos dio
And the greatest is love
Y lo mejor es el amor



I'm just a singer of simple songs
Soy sólo un cantante de canciones sencillas
I'm not a real political man
No soy un auténtico político
I watch CNN but I'm not sure I can tell you

Miro la CNN pero no estoy seguro de si puedo decirte
The difference in Iraq and Iran
La diferencia entre Irak e Irán
But I know Jesus and I talk to God

Pero conozco a Jesús y camino hacia Dios

And I remember this from when I was young

Y recuerdo esto desde que era joven
Faith hope and love are some good things he gave us

La fe, la esperanza y el amor son algunas de las buenas cosas que El nos dio
And the greatest is love
Y lo mejor es el amor


The greatest is love
Y lo mejor es el amor
The greatest is love

Y lo mejor es el amor


Where were you when the world stopped turning that September day

¿Dónde estabas cuándo el mundo dejo de girar un día de septiembre?

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sábado, 8 de septiembre de 2007

Coincidencias

Días atrás andaba liada con mis pensamientos, cuando se lo comenté a un amigo, me recomendó un libro: “Las Nueve Revelaciones” de James Redfield. Reconozco que al principio me pilló un poco escéptica, estaba bastante negativa por entonces, y pensé que ya buscaría el libro más adelante.

El otro día salí de viaje, era un largo viaje en tren hacía un destino fortuito. Mis planes para estas vacaciones habían sido muy diferentes pero las “casualidades” me llevaron a cambiarlos en el último momento. Llegué con bastante antelación a la estación de Sants de Barcelona, punto de origen de mi viaje, aproveché el tiempo sobrante para darme una vuelta por la librería y practicar uno de mis vicios favoritos: comprar libros. En aquel momento pensé en buscar el libro que me recomendó en su momento mi amigo y confesor pero no lo encontré, eso no significa que saliera con las manos vacías, como siempre la oferta era tentadora y me costó un poco decidirme. Otro paquete más al ya de por sí abultado equipaje que llevaba…

El viaje en tren me permitió acabar de leer otro libro que llevaba a medias, uno con nombre de ranchera, “Arráncame la vida” de Ángeles Mastreta. Mi primer día de estancia en la casa de mi amiga, de la que ya hablaré en otro momento, coincidía, pues, con el inicio de un nuevo libro, miré las diferentes opciones que tenía después de la visita a la librería de la estación… la biografía de Sabina, una novela de un japonés que me enamoró por el título, las reflexiones de Susanna Tamayo en “Donde el corazón le lleve”, otra novela de intriga y misterio ubicada en el Mont Saint-Michel… estaba deshojando la margarita cuando mi amiga me preguntó cuál iba a elegir.

-No lo sé todavía -le respondí.

-Últimamente yo no estoy nada lectora, cuando vine hace un mes me traje sólo un libro que me recomendó un amigo, pero me está resultando difícil de leer, me obliga a concentrarme y tengo demasiadas cosas en la cabeza para eso –comentó ella.

-Qué libro es? –pregunté con curiosidad.

-Algo de unas revelaciones, no sé muy bien, espera que lo saco.

Por unos segundos desapareció de la estancia regresando con el libro en la mano, era un libro más bien pequeño, encuadernado en verde, sin ningún grabado ni título en la portada, solamente en el lomo llevaba el título y el nombre del autor en unas sencillas y pequeñas letras blancas; no podía ser otro: “Las nueve revelaciones”. No pude evitar ponerme a reír, no había duda de que estaba predestinada a leer ese libro.

Ambas estábamos muy cansadas, el día había sido duro de trabajo y pronto decidimos irnos a dormir. Me acosté y abrí el libro, nada más empezar me quedé colgada de una frase: “la primera revelación ocurre cuando tomamos conciencia de las coincidencias que se dan en nuestras vidas”. No pude menos que levantarme, conectar el ordenador y empezar a escribir…


En el principio del Mundo


Empiezo hoy una serie de escritos dedicados a las últimas vacaciones. Este año debía de haber tenido pocos días de asueto, mi situación económica no me permite grandes dispendios y lo único que tenía previsto, en un principio, era ir a pasar unos días con mi amiga Elena en su casa del País Vasco. Por el camino se cruzó Manoli, una conocida de hace ya bastante tiempo con la que no habíamos coincidido demasiado hasta entonces aunque tenemos amistades comunes. Un día, por casualidad, empezamos a hablar durante varias horas y ése fue el principio de una amistad que cada día se va consolidando más.

Mi amiga tiene muchos problemas y un negocio en Ríopar, el lugar donde nace el río Mundo. Conocí esa zona hace algunos años en unas vacaciones familiares y el lugar me encantó, hablando con mi amiga de todo ello, me invitó a que fuera a pasar unos días a su casa con mi hija. La idea de entrada me encantó, podrían ser unos estupendos días de relax para compartir con mi hija y mi amiga. A medida que íbamos haciendo planes para esos días la situación se complicó.

Manoli había pensado promocionar su negocio en una feria agro-turística que se celebraba en un pueblo próximo a su lugar de residencia, era la primera vez que participaba en un evento de esas características y estaba nerviosa por ello. Le comenté que en varias oportunidades había montado mi propio stand en alguna feria y que podría echarle una mano si necesitaba ayuda, ella se mostró encantada, podría tener compañía durante esos días y, al mismo tiempo, la posibilidad de incrementar un poco más nuestra amistad con la convivencia. La decisión estaba tomada, primero iría yo a colaborar con todo lo relacionado con la feria y luego vendría mi hija a pasar unos días. La feria fue todo un éxito, el stand nos quedo muy “profesional”, incluso salió en un periódico de la comarca una foto del mismo, durante los días que duró la feria se hicieron varios contactos personales e institucionales que, con el tiempo, veremos que repercusión tienen para mi amiga.

Mientras estábamos liadas con todo esto, un nuevo asunto vino a complicar un poco más las cosas. La persona que ayudaba a Manoli en su negocio quiso aprovechar el mes y hacer su agosto particular, Manoli estaba desesperada ante el chantaje que le planteaban. No estaba dispuesta a ceder a él pero por otro lado tampoco podía afrontar todo el trabajo derivado como consecuencia de quedarse sola. Cuando me comentaba la situación volví a ofrecerle mi colaboración, disponía de tiempo y de pocos planes, ¿por qué no intentar salirnos juntas del embrollo?... Y en eso estamos.

Pospuse mi viaje al País Vasco para otra ocasión y organice mi trabajo para poder disponer del tiempo suficiente para pasar unos días en el principio del Mundo.



Informe sobre el Conejo Blanco (Cotilleos para Mangeles)


Nunca es tarde si la dicha es buena

Cuando el tren llegó a la estación, el Conejo Blanco me estaba esperando tal como habíamos quedado; le reconocí enseguida, no tanto por las fotografías que me había enviado, como por su avatar que realmente le hace justicia.

Es tal cual me lo imaginaba: sobrio, serio, comedido, algo torpón y tímido (no tanto como dice)… en dos palabras: castellano viejo (y eso no hace referencia a la edad, que conste), tiene un gran sentido del humor y, durante el tiempo que compartimos, confirmé lo que ya sospechaba: le encanta tomarnos el pelo.

Tenía programado un plan minucioso, durante una hora le acompañé a través del interesante recorrido turístico-cultural que me había preparado por las calles de su ciudad. Camina a grandes zancadas (imagino que su acompañante habitual en esos paseos cotidianos de los que nos habla tiene que ir trotando para no quedarse rezagado), aunque cuando le advertí de ello, intentó adaptarse a mi paso porque es todo un caballero. Puso de manifiesto artes de prestidigitador cuando le comenté que me hacía falta un plano para ubicar los lugares que visitábamos y, como por arte de birli-birloque, se lo sacó del bolsillo, dejándome, claro está, con la boca abierta. Concluida la hora de paseo, casi cronometrada, me llevó, como no podía ser menos, a un lugar modernista (este Conejo Blanco sabe demasiado sobre mí).

Nos refrescamos con unos granizados (no hubo cava a pesar de que era lo que yo esperaba, en eso me decepcionó, tengo que reconocerlo) mientras compartimos una conversación animada y amena sobre diferentes temas, en directo es mucho mejor conversador que en el trato virtual, y el tiempo de que disponíamos pasó rápidamente, dejándonos una, creo que compartida, sensación de tiempo insuficiente que espero podamos compensar en otro momento. Haciendo honor al personaje del Conejo Blanco, miró su reloj diciendo que se tenía que marchar; un reloj, por cierto, muy actual y de diseño moderno que me sorprendió gratamente, no era el reloj que le hubiera imaginado antes de conocerle.

Físicamente no es el armario de dos cuerpos que Mangeles me había cotilleado a escondidas (ésa ha sido una de sus muchas bromas), su estatura está dentro de la media entre los hombres de su generación, aunque tampoco puede decirse que sea bajito, su aspecto es cuidado y agradable, aquel día llevaba una camisa alegre y juvenil que le favorecía y le restaba un poco de severidad y circunspección. Para mí fue un auténtico lujo pasear en la compañía de un hombre tan atractivo (dejo el tema que no quiero que el ego del Conejo Blanco se infle en exceso, no vaya a ser que luego no haya quien le aguante, que ya sabemos que los halagos femeninos le agradan en demasía).

En resumen, fue una muy estupenda tarde de agosto en la que pude hacer realidad un deseo que pensaba que nunca podría cumplirse: conocer en persona al Conejo Blanco, todo un privilegio y un placer. Espero que después de estos comentarios no salga corriendo y me vea obligada a perseguirle como en el cuento… Ahora es él quien me debe una visita…


miércoles, 5 de septiembre de 2007

Deshaciendo las maletas

Se han acabado las vacaciones y se impone la vuelta a la normalidad.

¿Normalidad?...

Julio no fue un mes “normal”, agosto tampoco ha sido el mes esperado, las sorpresas se han ido sucediendo y me han ido llevando lejos de donde había previsto llegar. Acepto los hechos tal como vienen sin resistencia, pensando, como siempre, que lo que nos sucede tiene alguna razón.

A finales de julio me di cuenta de la necesidad de contemplar todo lo que sucede con la debida perspectiva, ahora soy capaz de mirar esos sucesos desde la lejanía y ya no me parecen tan importantes como entonces. He conseguido ubicarlos en el lugar que les corresponde: unos sucesos más de mi vida que puedo ver de una manera mucho más objetiva por el tiempo transcurrido. Ya no me angustio por ellos.

Durante el mes de agosto he vivido momentos importantes para mí pero, sobre todo, he estado inmersa en una realidad que sólo me toca de refilón, no es mi propia realidad. Llega el momento del análisis y todavía no dispongo de la necesaria perspectiva, aunque por ahora ya he sacado alguna conclusión, eso significa que algo he aprendido de todo ello. Ha sido un mes de vivencias dramáticas que no eran mías en el sentido estricto de la palabra y, aunque he participado de ellas, no forman parte de mi realidad cotidiana, he sido una espectadora interactiva y la única importancia que tienen, dentro del contexto en el que se enmarca mi vida, es la del aprendizaje que me hayan podido proporcionar.

Mi ausencia de Internet me ha permitido recopilar una serie de escritos que seguramente iré colocando aquí poco a poco; septiembre ha empezado con mucho trabajo, será un mes durante el cual no dispondré de demasiado tiempo libre y no creo que me sea posible escribir. Aprovecharé, pues, los ratos libres, para ir colocando todas esas “fotografías” en palabras que tengo recopiladas en el fondo de mi maleta, una vez las tenga clasificadas porque la mayoría son todavía un batí burrillo de sensaciones.