"No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo. " (Oscar Wilde)



sábado, 29 de agosto de 2009

Call me






CALL ME - TIMI YURO

Call me if your arms are lonely
Call me if you’re feeling blue
If you don’t believe me
Call and say you need me
And darling, I’ll come to you

Call me if your dreams should tumble
I will help you start anew
If you don’t believe me
Just call and say you need me
And baby, I’ll run to you

Call me if things looks hopeless and gray
I’ll come and change the view for you
Call me when spring seems farthest away
I’ll change the season for you

Yes, call me and say you want me near you
I’ll be there before you’re through
If you don’t, you don’t, you don’t believe me
Just call me, call me, call me
Call me, yes call me, and say you need me
And darling, I’ll fly to you

Llámame si tus brazos están solos
Llámame si te sientes azul
Si no crees en mí
Llama y di que me necesitas
Y querido, iré hacia ti

Llámame si tus sueños están derruidos
te ayudaré a comenzar de nuevo
Si no crees en mí
Sólo llámame y di que me necesitas
Y niño, correré hacia ti

Llámame si las cosas parecen imposibles y grises
Iré y cambiaré la vista para ti
Llámame cuando la primavera parezca alejarse
Cambiaré la estación para ti

Llámame y di que me quieres cerca de ti
Estaré allí antes que tú estés
Si no, no, no me crees
Sólo llámame, llámame, llámame
Llámame, si, llámame y di que me necesitas

Y querido, volaré hacia ti

domingo, 2 de agosto de 2009

Quince días en agosto






Agosto sigue siendo para muchos, entre los que me cuento, el paréntesis que rompe la rutina cotidiana. Se acercan ya las vacaciones y con los preparativos: las reservas de viajes y hoteles, las listas de cosas que meter en la maleta y las últimas compras, se inicia también el cosquilleo en el estómago que acompaña a la salida de la ciudad achicharrada por el calor -la odiosa “xafogor” (bochorno) que este año se está dejando sentir con extrema intensidad-. Atrás quedó ya la incertidumbre de qué hacer y a dónde ir en esta ocasión. La decisión hace días que está tomada y ahora falta sólo el momento inminente de subirse al tren o al avión para cambiar de entorno geográfico. Este año el destino ha querido que el camino sea largo y, sin abandonar el territorio de la península, el trayecto me llevará a recorrer más de media España. Empezaré yendo a Bilbao, de allí pasaré a Salamanca y luego a Madrid y acabaré rodeada de sol (espero) y palmeras en las playas de Alicante…

Aunque ahora siento la excitación de este momento concreto, no puedo dejar de recordar que es una emoción semejante a la que he sentido otros años. A la esperanza y la ilusión por disfrutar plenamente de los lugares a visitar y de la compañía de personas con las que no puedo estar habitualmente, se opone la incerteza por saber qué me deparará el curso de la vida y si el resultado final estará a la altura de las expectativas creadas. Siempre deseamos que las vacaciones, como cambio esperado durante todo el año, dejen una grata marca indeleble en el recuerdo, aunque no siempre es así. En los dos últimos años, las sombras han estado más presentes que las luces y, a pesar del esfuerzo intelectual que representa extraer sólo lo bueno y aprender de lo malo, esas sombras -con una intensidad menor, es cierto-, siguen existiendo.

Esa es la razón del empeño en volver a algunos de los lugares en los que estuve el pasado agosto, sobretodo a Madrid. Tengo la necesidad de colocar nuevas imágenes sobre las últimas que recuerdo en esa ciudad, imágenes que tapen las que ahora permanecen en primer plano, y tengo, también, el deseo de tomarme la revancha por las personas y los lugares que el curso adverso de las circunstancias, me impidió ver en la ocasión anterior. Todas estas perspectivas hacen que las mariposillas que revolotean en mi barriga hayan empezado a ponerse en movimiento mucho antes de iniciar el viaje en sí.