"No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo. " (Oscar Wilde)



martes, 30 de octubre de 2007

Picaros e inocentes

(Clica en la imagen para oír la canción)



Estirando el hilo de la entrada anterior he llegado a algunos apuntes que son los que quisiera transmitir en esta ocasión.

Que éste es un país donde la picaresca está siempre presente no es nada nuevo, no en balde existe un subgénero literario, la novela picaresca, que nació allá por el siglo XVI y que todavía se practica, del que nos podemos considerar orgullosos creadores. Uno de los más modernos pícaros que me ha hecho reír ha sido el “detective” protagonista de las obras de Eduardo Mendoza “El misterio de la cripta embrujada” y “El laberinto de las aceitunas” (el pasaje en el que se narra el intento para entrar en el colegio de las monjas lazaristas mediante la argucia frustrada de engañar a los perros guardianes con butifarras, es, bajo mi punto de vista, uno de los momentos memorables de la primera). Pero centremos el tema, que me estoy yendo por las ramas. Porque además los pícaros suelen caernos bien, son personajes divertidos e imaginativos que nos resultan simpáticos. Tal vez sea porque todos quisiéramos ser tan astutos como ellos y, de alguna manera, les envidiamos sanamente.

No pasa lo mismo con sus víctimas. Los inocentes suelen ser personajes grises y sin personalidad que nos parecen estúpidos y carentes de raciocinio y que, por lo tanto, se merecen caer en las trampas urdidas por los anteriores. Incluso tenemos un día dedicado a ellos, el día de los santos inocentes, en el que la gracia consiste en reírnos de los que nos rodean mediante “bromas” en las que intentamos que piquen inocentemente. Por supuesto, nadie quiere quedar en la evidencia de su candidez, el sentido de ridículo mezclado con el del orgullo no nos lo permiten (a mí la primera, que conste).

Y yo me pregunto… ¿no debería ser al revés? ¿no deberían ser los cándidos e inocentes los que nos llamaran la atención y a los que quisiéramos parecernos, en lugar de los pícaros y astutos?

O ¿ésta es solamente una pregunta inocente?

Ya estamos a vueltas con la doble moral…
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martes, 23 de octubre de 2007

Piensa mal y no te timarán…


Oigo el sonido de la entrada de un mensaje de teléfono móvil, de inmediato cojo el aparatito para ver que es lo que me quieren comunicar, el mensaje viene de un número normal que no está en mi agenda y dice:
“perdona no quiero que pienses mal de mi solo quiero que leas lo que te he escrito y luego decidas. Envia LEER al 7550 para leer tu msj cst 1,20E ii exc”
Miro con sorpresa el mensaje y lo releo una y otra vez, si la persona que se está intentando poner en contacto conmigo tiene tanto interés en que le perdone y no piense mal de ella, podría estirarse un poco más y llamar por teléfono o bien ser un poco más explicita…
A continuación decido marcar el número de teléfono, es el 678.86.48.91, para aclarar el asunto directamente charlando con ella, sale el buzón de voz, por ahí no nos podemos comunicar…
Así es que al final, presa por la intriga de quién es ese comunicante anónimo que quiere aclarar las cosas, decido mandar el mensaje solicitado. Pocos segundos después recibo la respuesta:
“Unos quieren el mundo, otros quieren el sol, pero yo solo quiero un hueco en tu corazón. Para abrir el ultimo msj envia ABRIR al 7550”
..o0(¡Juéeee, pero si tengo un amor secreto y yo con estos pelos! ¿Quién será? ¿Será una rosa, será un clavel?... Nada… llamando al 7550 lo sabré…)
¿Quién puede resistirse a enviar el segundo mensaje?
Evidentemente, a éste ya no contesta nadie, el amor secreto donde realmente quería hacer un hueco era en mi cuenta corriente… Ahora a esperar a que llegue la factura de teléfono de este mes a ver por cuando me sale la broma…

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Éste es un ejemplo real, pero hay muchos más, a este tipo de cosas se les conoce actualmente como Ingeniería Social (la manipulación de las personas para que realicen actos que no harían normalmente) y los nuevos medios de comunicación (teléfonos móviles y ordenadores) son los más utilizados. Sirven para obtener ingresos extras, como en este caso, menudo negocio tiene montado el listo que se lo ha inventado, para obtener claves de cuentas bancarias, direcciones de correo electrónico, etc.
Y no se puede denunciar, nadie te ha obligado a que realices la acción, es una decisión que tomas tú por tu cuenta y riesgo, ya somos mayorcitos...
Lo único que se puede hacer, desgraciadamente, es desconfiar y divulgarlo, para que esas actividades sean conocidas por el mayor número de usuarios. Antes de realizar cualquier otro acto, entrar en Internet y averiguar si eso que nos están diciendo le ha sucedido a alguien más, que seguramente será que sí, teniendo la precaución de constatar que las páginas consultadas sean seguras. Haces una búsqueda con Google (o tu buscador favorito) y en menos de un segundo te encuentras con el resultado, a partir de allí es cuando eliges que hacer.
Enviar correos a todos los contactos no es la solución si antes no se contrasta la información que se está enviando, todos estamos acostumbrados a recibir mensajes de esos “importantísimos” y “urgentísimos” que hacen referencia a supuestos virus, timos o mitos urbanos que no tienen ningún sentido y que andan circulando por la red desde hace años, no llenemos el correo de nuestros contactos con ese tipo de mensajes ni favorezcamos que los cazadores de direcciones de correo hagan su agosto.

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Disculpad la moralina, yo soy la primera ingenua que he caído en más de una ocasión en una de estas trampas, pero pienso que de vez en cuando deberíamos recordar que es lo que está sucediendo y cómo, personas sin escrúpulos, se aprovechan de nuestra buena fe.
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Buenooooo.... otro día más sin poder colgar la música, grrrrr!!!!

domingo, 21 de octubre de 2007

Invitación


Diálogos conmigo misma ha dado a luz un hermoso blog que recibe el nombre de MEDIO SIGLO DE CANCIONES, quienes queráis celebrar tan magno acontoncecimiento estáis invitados a visitarlo en la siguiente dirección: http://mediosiglodecanciones.blogspot.com/.


Os espero a tod@s.

sábado, 20 de octubre de 2007

El tren de la vida

Ya sabéis que no me gusta dejar textos que no sean míos, tampoco me gusta reenviar correos de ésos que corren por la red, pero hay una presentación que siempre ha tenido un significado especial para mí y hoy quiero compartirla con tod@s vosotr@s, seguramente ya la conoceréis porque es muy antigua, a pesar de ello, aquí queda.

Porque la vida está llena de idas y venidas.

Porque nunca sabemos quién se va a ir o quien va a llegar.

Porque el tiempo que compartimos es diferente en cada caso.

MI BIENVENIDA PARA L@S QUE LLEGUEN Y MIS MEJORES DESEOS PARA L@S QUE SE VAYAN.

Y PARA L@S QUE PERMANEZCAN… QUÉ NUESTRO CAMINO EN COMÚN SEA LARGO, LLENO DE AVENTURAS Y DE CONOCIMIENTO…




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SI ARRIBEU
(Clica en el título para oír la canción si no funciona el reproductor)

Si arribeu en la vida
més lluny d'on jo pugui arribar,
moriré molt gelós
del que m'hàgiu avançat,
que no em sabré resignar
a no ser el millor vianant,
l'atleta més fornit
i el més frondós amant.

I no em vulgueu consolar,
només digueu-me, si de cas,
tot allò que hàgiu vist
i jo no podré mirar:
la fondària dels rius
que els meus peus no mullaran,
la fragància del cos que no podré estimar,
la immensitat d'un cel
en el qual mai no he volat,
les espurnes d'un foc
que no m'hauran cremat,
les barques que a la mar
no podré amarinar.

No em doneu consol,
no em sabré consolar.

I perquè sé que vosaltres
anireu més lluny que jo,
estic gelós i content,
molt gelós i content
de la sort que heu tingut,
de la sort que tindreu,
que tanmateix sé que mai
no he estat fornit atleta,
ni tan sols digne amant,
només un vianant.

SI LLEGÁIS

Si llegáis en la vida
más lejos de donde yo puedo llegar.
Sabed que moriré celoso
de cada paso que me hayáis avanzado.
Que no me sabré resignar
a no ser el mejor caminante,
el atleta más fornido
y el más frondoso amante.

Y no me deis consuelo
sólo decidme si acaso;
Todo aquello que habéis visto
y yo no podré mirar,
lo más hondo de los ríos
que mis pies no mojarán,
la fragancia del cuerpo
que no podré amar,
la inmensidad de un cielo
en el que nunca podré volar
las chispas de un fuego
que no me habrán quemado,
las barcas que en la mar
no podré tripular.

No me deis consuelo
que no sabré consolar.

Y porque sé que vosotros
iréis más lejos que yo,
estoy celoso y contento,
muy celoso y contento
de la suerte que habéis tenido
de la suerte que tendréis.
Sin embargo sé que nunca
no he sido fornido atleta
ni tan solo digno amante
sólo un caminante.

Letra y música: Lluís Llach (1974)

miércoles, 17 de octubre de 2007

Compartiendo un café


Desde hace algunos días estoy leyendo un libro que me está encantando, se trata de “Kafka en la orilla”, de Haruki Murakami. Hace ya bastante tiempo que me recomendaron a este autor, sobre todo su “Tokio Blues”, pero hasta ahora no había tenido la ocasión de leerle y debo reconocer que me ha sorprendido gratamente.

La forma de escribir de Murakami es muy personal, desde el principio te atrapa porque con sus palabras crea una atmósfera que oscila entre lo real y lo onírico. En “Kafka en la orilla” se entremezclan dos historias convergentes, aderezadas por otras muchas que las complementan. No es un libro de lectura fácil, no por el estilo literario o por la complejidad de las palabras, sino por el contenido, cada una de esas pequeñas historias te llevan a un punto de reflexión- No es una de esas novelas que lees de tirón en una sentada, al contrario, requiere tiempo, un tiempo en el que disfrutas de la lectura y de todo lo que evoca.

Os dejo un pequeño fragmento que he releído un montón de veces porque a mí, personalmente me ha entusiasmado, lo veo como un círculo perfecto en el que todas las palabras te van llevando a un sinfín de sensaciones. Espero que lo disfrutéis tanto como yo.

A las dos le llevo el café en una bandeja a la señora Saeki. Está sentada ante la mesa de su estudio en el primer piso. La puerta permanece abierta. Sobre la mesa descansa la pluma estilográfica junto a algunas hojas de papel de borrador, como de costumbre. La pluma tiene el capuchón puesto. Con ambas manos sobre la mesa, la señora Saeki observa algún punto en el espacio. No mira nada. Sólo contempla un lugar que no existe. Parece algo cansada. A sus espaldas, la ventana está abierta de par en par, el vientecillo de principios de verano hace danzar las blancas cortinas de encaje. Esta escena recuerda un cuadro alegórico bellamente pintado.

-Gracias –me dice cuando le dejo el café sobre la mesa.

-Parece cansada.

Ella asiente.

-Sí. Debo parecer más vieja cuando estoy cansada.

-En absoluto. Se la ve a usted tan maravillosa como siempre –le digo con sinceridad.

La señora Saeki sonríe.

-Para ser tan joven, sabes cómo tratar a las mujeres.

Me ruborizo.

La señora Saeki me señala una silla. Es la misma en la que me senté ayer, se encuentra exactamente en el mismo lugar. Tomo asiento.

-Yo me canso a menudo. Supongo que tú no.

-No, no mucho.

-No, claro. Yo tampoco me cansaba a los quince años.

La señora Saeki coge la taza de café y toma un sorbo con calma.

-Tamura, ¿qué ves al otro lado de la ventana?

Miro hacia fuera, detrás de ella.

-Árboles, el cielo, las nubes. También se ven unos pájaros posados en las ramas de los árboles.

-O sea, una escena normal que podrías ver en cualquier parte.

-Sí

-Pero si de pronto supieras que mañana ya no podrías volver a contemplarla, esta escena se convertiría en algo precioso, en algo especial, ¿no es cierto?

-Supongo que sí.

-¿Has pensado alguna vez de ese modo?

-Sí.

La señora Saeki pone cara de extrañeza.

-¿Cuándo?

-Cuando me enamoro –digo.

La señora Saeki sonríe débilmente, Su sonrisa permanece unos instantes asomando en las comisuras de sus labios. Me trae a la memoria el agua que, tras regar una mañana de verano, permanece sin evaporarse en una pequeña concavidad.

-¿Tú estás enamorado? –quiere saber.

-Sí.

-O sea, que su rostro y su figura son para ti, día tras día, cada vez que la ves, algo precioso, algo especial.

-Sí. Porque puedo perderla en cualquier instante.

La señora Saeki se me queda mirando. No queda rastro de la sonrisa en sus labios.

-Imagina un pájaro posado en una rama delgada –dice-. La rama oscila fuertemente al viento. Y, a cada ráfaga, el campo visual del pájaro, a su vez, va fluctuando. ¿No es así?

Asiento.

-¿Y, cuando esto sucede, cómo crees que el pájaro estabiliza su campo visual?

Sacudo la cabeza.

-No lo sé.

-El pájaro sube y baja la cabeza y se ajusta a la oscilación de la rama. La próxima vez que sople un viento fuerte observa bien a los pájaros. Yo me paso mucho tiempo mirando por la ventana. ¿No te parece que tiene que ser agotadora una vida así? Vivir moviendo el cuello a cada oscilación de la rama en la que estás posado. Pero los pájaros están acostumbrados. Para ellos eso es lo más natural. Pueden hacerlo sin ser conscientes de ello. Por eso no les resulta tan cansado como nos parece a nosotros. Pero yo soy un ser humano y, a veces, me canso.

-¿Está usted posada en una rama?

-Según como lo mires –dice-. Y, a veces, sopla un viento fuerte.

Deposita la tacita en el plato y le quita el capuchón a la estilográfica. Es hora de retirarse. Me levanto de la silla.


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lunes, 15 de octubre de 2007

Una buena borrachera


El otro día pille una borrachera, no es que bebiera más de la cuenta, no, lo que hice fue emborracharme a conciencia, como no recuerdo haberlo hecho nunca en mi vida. No estaba de marcha, bebí en medio de una conversación demasiado trascendental que me estaba haciendo mucho daño. Pedí un güisqui, luego otro y, más tarde, un tercero.

Para mí, que no bebo nunca más que agua, café descafeinado, zumo de naranja o alguna cerveza sin alcohol, la cantidad consumida era excesiva. Eso no significa que ocasionalmente no me tome una copa de vino o de cava para acompañar una buena comida, o un mojito o un Jack Danniels con muchísimo hielo cuando salgo de fiesta con mis amigos, pero enseguida me siento achispada y dejo de beber, entre otras cosas, porque mi miedo al ridículo es tan acusado que sentirme con la lengua estropajosa o el paso vacilante me hacen sentir mal. Sin embargo no tuve malestar físico ni mental. El alcohol me desató la lengua, y aunque me la dejo como un trapo, pude expresar todo lo que llevaba dentro. Hasta entonces había intentado en diferentes ocasiones manifestar mis pensamientos con palabras más suaves, pero no había sido capaz de hacerme entender.

Hacía días, pues, que necesitaba volcar todo lo que pensaba, corría el riesgo de que los pensamientos se enquistaran y empezaran a pudrirse generando rabia y odio. Afortunadamente, el alcohol me ayudó a vomitarlos y a limpiarme el alma, mientras las lágrimas iban lavándolo todo para dejarlo de nuevo en condiciones. Hace años decidí desterrar el odio de mi interior.

Dije palabras muy fuertes, pero dije, también, verdades como puños, de ésas que sólo dicen los borrachos o los niños. Seguramente la mayoría de mis palabras no fueron bien interpretadas, aunque mis argumentos eran, a pesar de las circunstancias, bastante coherentes, no en balde, eran el fruto de muchas horas de observación y meditación reposada. La persona a la que iban dirigidos todos esos comentarios es alcohólica rehabilitada que está empezando a caer de nuevo en la dependencia. Creo que eso fue, precisamente, lo que me impulsó a beber sin control, era la única manera que se me ocurría de hacerle ver lo que estaba haciendo sin darse cuenta. En el fondo, ése era uno de los motivos de la conversación, no soportaba ver como esa persona, a la que quiero con todo mi corazón, empezaba a destruirse por no ser capaz de enfrentarse de manera directa con sus problemas, alguno de los cuales compartimos, y que sabe, además, que tiene mis manos a su alcance y mi alma a su lado para ayudarle en la búsqueda de soluciones.

Cuando dimos por terminada la conversación y llegue a casa me bebí casi un litro de zumo de naranja, no sé si fue eso o que la conversación me había hecho quemar todo el alcohol que me he había metido entre pecho y espalda, que a la mañana siguiente me levanté sin rastro de resaca. Fue, como dijo Juan Echanove hace muchos años en una serie de televisión, un pedete lúcido.

Sé, que tarde o temprano, esa persona entrará por aquí a ver lo que se dice, posiblemente esta entrada le haga enfadar todavía más de lo que está. Tal vez no comprenda que detrás de todas estas palabras, al igual que detrás de todas las que llevo pronunciadas durante muchos días se esconden muchos sentimientos.

Porque sé que lo vas a leer te quiero añadir algo nuevo que no te he dicho todavía, si, como dices, lo que quieres es que alguien te entienda, empieza, primero, por explicarte; no te guardes lo que piensas ni lo que sientes dentro de ti, nadie puede leer tus pensamientos, las personas que te rodeamos somos sólo seres humanos, con nuestras virtudes y nuestros defectos, pero sin poderes mágicos para poder entenderte si tú no te comunicas. Deja de mirarte el ombligo, no pienses que eres la persona más desgraciada del mundo ni que tus problemas son mayores que los del resto de la gente y piensa que no hay sólo soledad a tu alrededor, tienes, por lo menos, a alguien a tu lado: yo.

Cuando te parezca estoy preparada para tomar un zumo de naranja contigo y hablar con serenidad.

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Esto es lo más parecido que he podido encontrar, de momento, a lo que quería poner; en cuanto pueda, colocaré lo que realmente corresponde.
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martes, 9 de octubre de 2007

Hablar y callar

(Clica la imagen para oír la canción si no funciona el reproductor)


A veces hablamos demasiado, decimos cosas que no nos creemos, no porque pretendamos engañar a nadie, si no para ver si somos capaces de creérnoslas nosotros mismos. Es como si quisiéramos conjurar lo que queremos a través de las palabras repetidas. “Es así, es así, es así…”. Pero NO es así, deseamos que sea así… y, por mucho que insistamos, todo sigue siendo como es.

Otras veces, en cambio, callamos por aquello de que no existe lo que no se nombra, como si, a través del silencio, fuéramos capaces de conjurar lo que no deseamos o lo que nos asusta, como si el permanecer callados hiciera posible que lo que callamos no existiera. Y TAMPOCO es así, deseamos que sea así… y, por mucho que insistamos, todo sigue siendo como es.

En ambos casos salimos perjudicados, es imposible ser felices engañándonos a nosotros mismos, en el fondo de nuestro corazón sabemos que lo que hablamos de más o lo que callamos de menos nos perjudica, nos hace ir contra nuestra propia corriente y genera sufrimiento y dudas entre las personas que nos rodean.

Deberíamos ser capaces de hablar y callar en el tiempo justo y en la justa medida, por nuestro propio bien y por el bien de las personas que nos escuchan o nos quisieran escuchar.

Ahora he hablado, llega el tiempo del silencio.



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lunes, 8 de octubre de 2007

Resumen de prensa

(Clica en la imagen para oír a canción)

Repasando la prensa del día me he quedado sin palabras, os dejo algunos titulares para que juzguéis por vosotros mismos:

* En Sicilia un hombre mata a otro porque cada vez se le hacía más cuesta arriba soportar que su victima le llamara “maricón”. (Què!)

*
Las mujeres se quedan a 6.000 € del sueldo medio de los hombres que es un 43,1% más elevado que el de las trabajadoras. (La Vanguardia)

* Comer insectos se está poniendo de moda, aunque ya los ingerimos habitualmente en alimentos como la mantequilla o el zumo de tomate que contienen cientos de fragmentos de los mismos. (Què!)

* Supuestas curaciones milagrosas en Ecuador. Una mujer cura por imposición de manos bajo la influencia del “Hermano Gregorio”. (El Periódico de Catalunya)

*
Second Live servirá también como plataforma para la búsqueda de empleo siendo posible, incluso, que la primera entrevista se realice a través del medio virtual. (El Periódico de Catalunya)

* Una boda en un tonel de sidra. Los novios, los padrinos y el oficiante se metieron en una cuba de 20.000 litros, en Villaviciosa, los invitados observaron la ceremonia a través de una gran pantalla instalada fuera del tonel. (El País)

* Los restos de los enamorados más antiguos del mundo. Encuentran en Turquía dos cuerpos abrazados y con las piernas entrelazadas, que datan del año 6100 antes de Cristo. (La Vanguardia)

* Los cónyuges desconfiados acuden al espionaje electrónico. Las pruebas digitales como mensajes de correo electrónico, rastreos de visitas a páginas web y registros de teléfonos móviles están ahora presentes en muchos casos de divorcio polémicos. (El País)

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lunes, 1 de octubre de 2007

Locura de amor

(Clica en la imagen para oir la canción)

Que el enamoramiento es algo que nos trastorna es indiscutible, los psicólogos, los psiquiatras y los bioquímicos están de acuerdo en que, cuando se produce, en el organismo humano se generan una serie de sustancias diferentes que modifican los comportamientos. Según los científicos el proceso se desarrolla en el “cortex cerebral” que, tras una secreción desbordante de neurotransmisores, activa glándulas y respuestas fisiológicas a una velocidad de vértigo, con la finalidad de que acabemos reproduciéndonos. Hasta ahora se sabe, por ejemplo, que la feniletilamina (FEA), una anfetamina que segrega el cuerpo humano, es una de las principales sustancias implicadas en el enamoramiento. Este compuesto activa la secreción de dopamina -un neurotransmisor implicado en las sensaciones de deseo y que nos hace repetir lo que nos proporciona placer- y de oxitocina -ésta implicada, entre otras funciones, en el deseo sexual-. En definitiva, nos sentimos bien con nuestro amor, estamos sumamente eufóricos y excitados, necesitamos a la persona con la que estamos, como si de una droga se tratara, porque nos proporciona placer, y no somos capaces de ver más que las cosas buenas que esa persona nos aporta, por eso se dice que el amor es ciego.

Desgraciadamente, esta secreción desmesurada de FEA acaba con el tiempo, entre otras cosas porque, si siempre tuviéramos que vivir bajo sus efectos, terminaríamos muriendo por extenuación. Sin embargo, si la persona que nos ha producido esos efectos sigue a nuestro lado y la relación continua siendo satisfactoria, el cerebro produce otra serie de sustancias - neurotransmisores y hormonas, entre las que destacan la vasopresina, la oxitocina y las endorfinas, opiáceos endógenos parecidos a la morfina- que dan lugar a un amor más pacifico y sosegado con la sensación de seguridad y apego hacia la pareja.

No se sabe que es lo que hace que una persona nos enamore y no lo haga otra, es algo que todavía no se ha llegado a conocer aunque podría estar relacionado con “plantillas” o “modelos” que generamos a lo largo de toda nuestra vida, sobre todo en la infancia y como consecuencia de la relación con nuestros progenitores. También existen algunos científicos que lo relacionan con las feromonas -unas hormonas que segregan los animales para atraer sexualmente a sus congeneres del otro sexo.

Imagino que a estas alturas estaréis pensando que a dónde pretendo llegar con este estudio bioquímico del amor… Es de todos conocido que soy una persona a la que le encanta hablar con la gente, muchas personas me explican sus “problemas” y el amor, y más concretamente, el “desamor” es uno de los que más afecta a quien lo padece. Últimamente he vivido una serie de situaciones relacionadas precisamente con todo esto y he querido transmitir aquí mis impresiones al respecto y lo que más me ha llamado la atención ha sido las reacciones que pueden llegar a tener las personas despechadas, las personas que se han sentido rechazadas porque sus parejas han decidido romper la relación cuando han visto que esa relación era inviable.

Cuando dos personas se conocen todo es perfecto, como decía antes, el enamoramiento es ciego, pero la convivencia le va abriendo poco a poco los ojos y es con los ojos abiertos que se puede valorar si la relación es equilibrada, ambos aportan lo mismo en ella, o la relación es autodestructiva, con reacciones de amor-odio entremezcladas. En la mayoría de los casos que conozco está es la tónica dominante. Y aquí es, precisamente, a dónde quería llegar tras esta larga introducción.

La línea de separación entre el amor y el desamor es muy tenue. La “locura de amor” provocada por todas esas sustancias bioquímicas, si no se controla, puede dar lugar a conductas obsesivas y destructivas, aparecen los celos, el orgullo, los miedos, las frustraciones, la rabia y el odio, que pueden llevan a la persona a realizar actos fuera de todo sentido común y que, si no se pone remedio a tiempo, pueden tener consecuencias funestas para el que las padece si los actos derivados de las mismas son incontrolados. Cuando la relación se interrumpe, se interrumpe también el aporte de “drogas” estimulantes y la persona afectada sufre un auténtico “síndrome de abstinencia”,

La fase del desamor es también una fase de duelo y se reconoce por los signos típicos de cualquier duelo, éstos, según Freud, son: sentimiento de dolor, pérdida de interés en el mundo exterior, escaso interés en cualquier otra cosa, tendencia a evitar todo aquello no relacionado con la pérdida, lágrimas, falta de apetito, insomnio, apatía, incapacidad para aceptar un nuevo objeto de amor y, en ocasiones, sentimiento de culpa e irreversibilidad.

Se necesita un tiempo para recuperarse, al principio da la sensación de que no vamos a ser capaces de vivir sin ese amor, que nos vamos a morir de amor, pero la misma naturaleza, que es muy sabia, impone un límite para evitar que afecte a la supervivencia. El duelo se cura con amor, o lo que es lo mismo, el amor con amor se cura (aquello de la mancha de la mora…), y se cura mucho antes cuando se ama de nuevo, encerrarse en uno mismo y no dejar atrás el objeto del amor que nos ha llevado a esta situación sólo sirve, pues, para alargar nuestro sufrimiento.

Por otro lado, la ciencia que ha llegado a conocer algunos de los mecanismos biológicos que entran en juego cuando se produce el amor, también han descubierto cual es la biología del desamor y los laboratorios farmacológicos han desarrollado sustancias capaces de mitigar alguno de sus síntomas, sobre todo en lo relacionado a la sensación de dolor y a la tristeza, falta de apetito, insomnio y apatía. Si vemos que la situación se nos está escapando de las manos, tal vez, deberíamos aprovecharnos de toda ese inversión que se ha llevado a cabo por estas empresas para mejorar nuestro estado.

Todo eso antes de llegar a realizar actividades que, en ocasiones, pueden estar próximas a la ilegalidad y la delincuencia, me estoy refiriendo, sobre todo, a los malos tratos, sean físicos o psicológicos.

Los casos que yo conozco no suelen ser ningunos niños, suelo hablar con personas de una cierta edad que han vivido lo suficiente para haber alcanzado ese estado que se denomina “madurez”. Seamos maduros a la hora de afrontar la pérdida del amor.

Os dejo alguno de los enlaces que me han permitido realizar esta entrada:

http://www.peruprensa.org/Ac260805.htm
http://www.jornada.unam.mx/2005/02/13/039n1soc.php
http://www.amor-love.com/amor-separacion-y-divorcio--entiendelo.html
http://www.laspicarasviboritas.com/2007/el-post-anterior/

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P.D. S (ese), espero que no le sepa mal que haya cometido un delito de plagio al robarle la canción que nos regaló hace breves días. Le dejo mis disculpas aderezadas con unos cuantos “petonets”.