Días atrás, mientras estaba en plena “depre” pre-navideña, puse el televisor, cosa rara en mí, para no enfrentarme a mis pensamientos, y, al mismo tiempo que me dedicaba a tareas marujiles, iba escuchando lo que la caja tonta tenía a bien ir diciendo. En aquellos momentos, por lo que deduje, estaban promocionando un libro que recoge una serie de consejos y técnicas para afrontar
La primera es la voluntariedad de aceptar participar en todos estos eventos navideños. Decía la autora del libro, con razón, que nadie nos obliga a hacerlo y que si participamos es como consecuencia de tomar una decisión voluntaria… Y, después de pensarlo, resulta que estoy de acuerdo, somos cada uno de nosotros los que decidimos qué hacer, en parte condicionados tal vez por las circunstancias familiares y/o sociales, pero en parte también, y ahora hablo de mí, porque ese espíritu navideño perdido sigue estando en mí y deseo, aunque suene a ilusión vana, volverlo a recuperar. Por eso, cuando llega el momento de la verdad, cuando la pre-navidad deja de ser pre y se pasa la fina línea que marca el principio de la cena de Nochebuena, aparco temporalmente el estrés y el miedo ante las expectativas negativas que genera el suceso para concentrarme en lograr el máximo disfrute de la fiesta, aunque luego, claro, se repitan los mismos sucesos de la navidad anterior y de la otra y de la otra…
La segunda idea extraída está relacionada con los consejos que daba respecto a cómo gestionar nuestras reacciones cuando esas expectativas negativas llegan a producirse, porque, irremediablemente, lo hacen… Cuando llega ese momento, existen diversas alternativas, que si se enfocan con sentido del humor, pueden resultar interesantes. Una sería cambiar sutilmente de tema para distraer la atención de los que nos rodean y la del que nos incordia directamente. Otra es afrontar el comentario dañino con una frase del estilo “es tu punto de vista, lo acepto aunque no lo comparto” para intentar dejar descolocado al adversario y dejar así zanjado el tema. En ningún caso lo que se debe hacer es entrar al trapo porque entonces ya tenemos el lío seguro. Y, por último, tener preparadas para la sobremesa actividades que hagan que el personal se distraiga y no le dé por incordiar… Veremos si, el recuerdo racional y consciente de estos consejos, es suficiente para romper el círculo vicioso de las situaciones repetidas cada año…
Cuando empezaron a instalar por las calles las primeras luces navideñas, NuN y yo mantuvimos una conversación al respecto. Mi “daimonion” me recomendó, entonces, intentar pasar la pre-navidad haciendo el mínimo caso posible a toda la locura que se desata en todos los ámbitos de la vida en la ciudad, hasta ahora lo he ido consiguiendo más o menos, dependiendo del momento y del estado de ánimo. Ahora que ya está llegando el gran momento, NuN me vuelve a hacer una recomendación, que me ponga una careta con una sonrisa estúpida como de pasar de todo y un chubasquero que me proteja de la nieve en forma de dardos de palabras envenenadas porque “¡¡¡Señoras y señores, empieza la función navideña!!!”…
La felicidad, de la que tanto hablamos y tanto deseamos para todos en estas fiestas, no se vende, por más que nos lo repitan hasta la saciedad por todas partes para ver si así seguimos consumiendo, ni va incluida en todos esos regalos navideños de envoltorios tan brillantes y coloreados, ni se encuentra entre los mil sabores de todas las exquisiteces que podemos degustar estos días… La nostalgia y la tristeza forman parte de nosotros durante estas fechas con más intensidad, sobre todo a medida que van pasando los años y nos vamos cargando de recuerdos, pérdidas y heridas; generar, pues, unas expectativas desmesuradas de felicidad es caminar directamente hacía la frustración y el fracaso. Y eso nos sucede a todos… incluso a los que no soportamos y se empeñan, año tras año, en joder la fiesta. Mis deseos de felicidad para estos días son poco ambiciosos (o tal vez lo sean en exceso, no sé…), lo que está claro es que yo me conformo con que estos días pasen en la mayor tranquilidad posible.
Y para tod@s vosotr@s, os dejo mis mejores deseos de felicidad, sea cual sea el concepto que tengáis cada uno de esa palabra.
*** FELICES FIESTAS ***
P.D. Me hubiera gustado poder dejar aquí la presentación que he preparado para acompañar mis deseos en estos días, pero problemas técnicos lo han impedido, para compensar, os dejo el enlace a una página en la que podréis disfrutar de un fragmento de
4 comentarios:
Que la pre-navidad haya dado paso total a la Navidad y todos esos pensamientos se hayan convertido en paz y felicidad y lo pases muy bien en compañía de todos los que te rodean.
Besos navideños.
Querida lemoinestar me alegro que se te hayan pasados esos pensamientos pre-navidad, deseo de todo corazón que todo te vaya bien estos días y por supuesto los venideros.
Muxu bat laztana
¿Qué sería de la Nochebuena sin el mete patas correspondiente, sin el hombretón que se fué de cañas con los amigos y llega a la cena ya cantando "Pero mira como beben ...san Jossé tenia calzones...din don campanas"....?
¿Qué sería de la Nochebuena sin la suegra que mira con cara de asco al yerno porque piensa que es un impresentable y su hija debería haberse casado con el hijo de D. Pedro del boticario?
¿Qué sería de la Nochebuena sin el patán que tira el vino tinto en el mantel de hilo blanco recién estrenado ?
¿Que seria de la Nochebuena si el horno funcionara, la sartén no se quemara...o el cordero saliera más duro que una concha galápago?
¿Y te lo quieres perder?
¡las hay que no saben disfrutar de la Nochebuena¡
BEsitossss
Berni,
lo mínimo que puedo decir es que han sido unas navidades muy peculiares, ahora a esperar lo que nos depare el año nuevo...
Besos llenos de esperanza.
Ana,
lo mismo te deseo, biokza (no sé si lo he dicho bien)
MAngeles,
¡pues vaya cuanta razón tienes!!! ¿Cómo no he podido esperar con ansiedad todas esas cosas?
Nada... que el próximo año voy a esperar con impaciencia todos esos sucesos...
Besos agradecidos.
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