"No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo. " (Oscar Wilde)



sábado, 22 de diciembre de 2007

Mirando alrededor


Hoy va de comida de coco…

Va de insatisfacción personal, de comparaciones con los demás, de envidia, de empatía… no es un tema festivo y propio de estas fechas, o tal vez sí que vaya asociado a ellas -se acerca el fin de año y a todos nos da por hacer balance…


¡Ay mísero de mí! ¡Y ay infelice!

Apurar, cielos, pretendo

ya que me tratáis así,

qué delito cometí

contra vosotros naciendo;

aunque si nací, ya entiendo

qué delito he cometido.

Bastante causa ha tenido

vuestra justicia y rigor;

pues el delito mayor

del hombre es haber nacido. (*)


Porque en general, y en particular también, hay momentos en los que no nos sentimos bien con nosotros mismos y con nuestras circunstancias, esas inevitables jodidas circunstancias que no nos dejan nunca. Y cuando estamos así, solemos mirar alrededor y ver a las personas que nos rodean y surgen inmediatamente las comparaciones.


Sólo quisiera saber,

para apurar mis desvelos

(dejando a una parte, cielos,

el delito de nacer),

qué más os pude ofender,

para castigarme más.

¿No nacieron los demás?

Pues si los demás nacieron,

¿qué privilegios tuvieron

que yo no gocé jamás? (*)


Si el día es muy negro podemos tener tendencia a ver a nuestros vecinos con unas circunstancias mejores que las nuestras, aunque no sea así; de los demás sólo vemos una parte y, no llegando a conocernos nunca a nosotros mismos, ¿vamos a pretender conocerles a ellos? Tendemos a ver, entonces, que nuestro vecino es más guapo, es más inteligente, es más rico, tiene mejores amantes, es más feliz… y los dientes nos crecen hasta agujerear el parquet, si es que lo tenemos claro, que seguro que nuestro suelo… ¡también es peor que el de nuestro vecino! Y aparece la envidia, el deseo intenso de poseer lo que tiene el otro, aunque no sepamos exactamente que es; y que nos lleva a comportamientos que resultan claramente desagradables para los demás, Intentamos imitarle, pero como ni nuestras personalidades ni nuestras circunstancias son iguales, acabamos haciendo el ridículo porque lo que hacemos no nos pega ni con cola. Eso si no generamos complejos de inferioridad más profundos que a su vez desemboquen en la búsqueda de paraísos artificiales que, como tales, no resuelven nada y complican todavía más las cosas, pudiendo llegar a recurrir a adicciones de diferente tipo o al consumo compulsivo de determinadas sustancias para compensar toda la insatisfacción que sentimos.


Cuentan de un sabio que un día

tan pobre y mísero estaba,

que sólo se sustentaba

de unas hierbas que cogía.

¿Habrá otro, entre sí decía,

más pobre y triste que yo?;

y cuando el rostro volvió

halló la respuesta, viendo

que otro sabio iba cogiendo

las hierbas que él arrojó. (*)


También puede darse el caso contrario, en un acto de reafirmación personal, vemos que los demás están peor que nosotros, que lo que tiene el vecino si que son problemas comparados con los nuestros y, con la alegría que da la desgracia ajena, intentamos ponernos en su lugar para ayudarle. Nos volvemos generosos y empáticos y tratamos por todos los medios de ofrecer una ayuda o una respuesta a sus problemas que nadie nos ha pedido y, que por lo tanto, generalmente, es rechazada, con lo cual, volvemos a sentirnos insatisfechos…


¿Qué es la vida? Un frenesí.

¿Qué es la vida? Una ilusión,

una sombra, una ficción,

y el mayor bien es pequeño;

que toda la vida es sueño,

y los sueños, sueños son.(*)


Dejémonos de comparaciones, si miramos alrededor veremos a quien esté mejor y a quien esté peor y eso no nos va a solucionar nada, vamos a seguir amargándonos. Si la vida es una barca como dijo Calderón de la Mier…, digo… bueno… eso… ¡ya me habéis entendido!… Si la vida es sueño y sólo lo que creemos es lo que es… creamos que estamos bien, aceptemos nuestras propias circunstancias y tiremos adelante con ellas, a medida que vayamos avanzando positivamente, esas circunstancias irán evolucionando hacia lo que queremos. Así es que, aunque nos sintamos insatisfechos con lo que tenemos… eso es lo que tenemos… no hay más…

(*) Fragmentos de “La vida es sueño”, de Pedro Calderón de la Barca.





7 comentarios:

Luna Azul dijo...

Buenas noches lemoinestar, parece que llego la primera para estrenar los comentarios. Aquí te lo mando.
Las comparaciones con los que tienen más….. de lo que sea, efectivamente no nos traerá ,más que envidia, insatisfacción y amargura a nuestra vida. Y hace falta ser masoquistas para vivir mirando al que está por encima. Está bien luchar en esta vida por algo que no tengamos y deseemos, eso son ganas de avanzar, afán de superación pero, tengamos siempre los pies en la tierra para no intentar llegar a algo inalcanzable.

Las comparaciones con los que tienen menos …..de lo que sea, estará bien si con ello agradecemos a la vida lo que nosotros hemos alcanzado a tener, si no los miramos de forma que nos sintamos superiores.

Voy a dejarte otra frase hecha que me encanta y procuro siempre tenerla en cuenta, por mi propia salud mental. No es más feliz quien más tiene sino quien menos necesita.
Intentar ser feliz con lo mucho o poco o nada que tengamos. Disfrutar de cada momento. Saber adaptarse a las circunstancias como un camaleón.
Te deseo todo esto y mucho más.
Un fuerte abrazo y un beso.

Prijuabe dijo...

lemoinestar:
Nos tenemos a nosotros mismos que es lo mas importante que podemos tener.

Besos sin comparaciones.

Angel dijo...

Leyendo el texto, me doy cuenta de lo feliz que soy.

besos

Luna Azul dijo...

Por si no coincidimos por nuestros sitios habituales, te dejo aquí mis deseos, que tengas una Feliz Nochebuena y Día de Navidad.
Te mando un abrazo muy fuerte y un beso enorme MUACKSSSSS

amech dijo...

Se me dice en otro lado
que no pase por el sitio
sin dejar algun recado,
de modo que dejo un ripio.

Pues prefiero yo medir
mis versos con Calderon
antes que mi prosa hundir
con la tu comparación.

amech dijo...

mmm, pensandolo bien, queda mejor si cambiamos lo de:

que no pase por el sitio

por:

que no abandone este sitio

de modo, que cambiado queda.

lemoinestar dijo...

Ana,
Pues encantada de que seas la primera ;-).

La sabiduría popular, que es “mu” sabía, ya lo dice: “las comparaciones son odiosas”, por lo tanto propongo dejarlas de lado y concentrarnos en lo realmente importante: tener sueños e ilusiones y hacer todo lo posible porque se conviertan en realidad.

Otra cosa… me encanta tu frase, es una de las que suelo recordar a menudo.

Zorionak, latzana, muxu bat

Berni,
Y además somos el mejor regalo, aunque tengamos algún que otro “desconchón”.

Besos remozados

Angel,
Bienaventurados los que abren los ojos porque ellos verán la felicidad.

Amech,
Ainsssss, pingüinillo, qué “mossión” que tengo de ver que han dejado la huella palmeada de tu patita derecha,.en forma de versos que, además, están a la altura del mismo Calderón, pero… ¿tengo que darte también una colleja?... A mí no me engañas, que te he leído lo suficiente como para saber que tu prosa supera ampliamente a la mía.

Bienvenido a este sitio
donde, sin ser tan cálido,
eres tan bien recibido
como en aquel otro lado.

Quédate lo que quieras
y no te olvides dejarnos
la huella imperecedera
de tus vivos comentarios.

Ya ves, querido Amech, que si yo me atrevo con los ripios no hay motivo ni razón para que tú no hagas lo mismo con la prosa ;-) :-P

Arazos de pingüina