"No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo. " (Oscar Wilde)



miércoles, 21 de noviembre de 2007

PAZ, ante todo

(Clicar sobre la imagen para oír o descargar la canción)


“Españolito que vienes al mundo te guarde Dios,
una de las dos Españas ha de helarte el corazón”.
(Antonio Machado)


Ayer se cumplían 32 años de la muerte del dictador Francisco Franco. En un principio quise hacer un comentario sobre cómo nos afectó a todos los españoles esta muerte y la repercusión que tuvo concretamente entre las personas de mi generación, ya que fuimos educados bajo los principios del "movimiento nacional" y, en plena adolescencia, vivimos el cambio que representó la Transición Española y la apertura hacia la democracia, creando una sensación de esquizofrenia ideológica que nos convirtió en algo que siempre he definido como la “generación perdida”. Sin embargo, por el camino, me ha caído en las manos un artículo sobre los “mártires” religiosos de la Guerra Civil, y he preferido cambiar el contenido de mis palabras, dejando la idea original en el tintero para desarrollarla en otra ocasión. En fechas recientes se han producido, además, dos sucesos relacionados con el tema que han contribuido también a este cambio.

Por un lado, el pasado 31 de octubre fue aprobada por el Congreso de los Diputados la Ley de la Memoria Histórica, en virtud de un compromiso electoral adquirido por el Presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero. En ella se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la Dictadura.

Por otro, el 28 de octubre se celebró en Ciudad del Vaticano la ceremonia de beatificación de 498 “mártires” de las persecuciones religiosas de la Guerra Civil española, con la presidencia del cardenal portugués José Saraiva Martins, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, representante oficial del Papa. Benedicto XVI en su discurso durante el acto exhortó a los españoles a trabajar por “la reconciliación y la convivencia pacífica”.

Estos dos hechos, bajo mi punto de vista, son contradictorios, al igual que las palabras de la actual cabeza visible de la Iglesia Católica.

Soy partidaria de la preservación de la Memoria Histórica, no sólo en los aspectos relacionados con el reconocimiento de los derechos de todos los participantes en la contienda, si no en el sentido puramente “histórico”. porque considero que los pueblos que olvidan su pasado corren el riesgo de volver a repetirlo.

Quiero dejar claro, desde el principio que me parece una aberración que desde final de la Segunda República se produjeran persecuciones encarnizadas contra la Iglesia, de la misma manera que me lo parece que el ejercito ganador procediera a la persecución, represión y tortura de todas las personas “sospechosas” de no ser fieles al “movimiento”, durante un período de 40 años.

Pero no entiendo cómo es posible que el Papa nos exhorte a todos a “la reconciliación” cuando la beatificación que se está celebrando corresponde a victimas de uno de los dos bandos que participaron en dicha contienda, no a los dos. ¿Acaso sólo se pueden considerar “mártires” las víctimas de uno de los dos lados? ¿No sería una auténtica “reconciliación” la desaparición de las dos Españas machadianas y la creación de una nueva España plural?

Sé que soy una “joia” idealista, eso es algo que no creo que a estas alturas tenga remedio, así es que por un momento he deseado con mucha más fuerza la PAZ para tod@s y es lo que he querido transmitiros.

7 comentarios:

Luna Azul dijo...

Hola lemoinestar. Qué razón tienes en lo que escribes. Este tipo de cosas lo que hacen es seguir dividiendo a España en dos.
Nada de “joia” idealista, es la realidad pura y dura. Pasados los años la Iglesia sigue dividiendo en vez de reconciliando.
Y mi total apoyo en el deseo de PAZ para tod@s.
Un abrazo muy fuerte cielo

Prijuabe dijo...

Seamos todos una sola piña para ser felices y dejemonos de si soy de un sitio o de otro, de un bando u otro, de unas ideas u otras.

lemoinestar, yo también soy un idealista como tu.

Besos ideales.

NIGHTRANGER dijo...

Bonito nombre "Memoria Historica"
Una vez aprobada esta ley, supongo que podre conocer a mi abuelo... que fue asesinado por uno de los dos bandos (Que mas da cual) antes de que yo naciera.
Y tambien he de suponer que podre conocer a mi abuela, que se suicido al conocer su muerte.
Memoria Historica para una aberración histerica.
Yo no pienso olvidar... pero si me apunto a ser todos una pinya.
A ver si nos vamos enterando de que estamos en el siglo XXI y dejamos de darnos golpes con quijadas de asno los unos a los otros.
Besos y abrazos de unidad.

María dijo...

Leimonestar ¡qué mismo da de qué bando seamos cada persona! lo normal es que cada uno veamos las cosas de distinto color, no podemos tener todo el mundo las mismas ideas, lo importante es poderlas compartir, pero no porque cada uno pensemos de distinta forma vamos a ser enemigos, sino al contrario, que sirva de unión entre todos, porque es bonito compartir ideas distintas, ver las cosas de distinta forma, poder expresarlas, y sobre todo luego poder compartir esas ideas, pero no porque sean contrarias a las de cada uno van a servir para que no haya armonía entre todos.

España siempre ha estado dividida, yo siempre he oído a mis padres, que unos eran falangistas y otros comunistas, que unos eran los buenos y otros eran los malos, en realidad, yo hace treinta y dos años, tenía trece años de edad, y no me enteraba muy bien de esas cosas, puesto que yo estaba en mi etapa de plena adolescencia, de mi cambio interior, y para nada me preocupaba del cambio de España jajaja. Es más, voy a serte sincera, lo que recuerdo de cuando murió Franco es que me entró una alegría inmensa porque ese día no tuve Colegio, pero recuerdo siempre la imagen del temor de mi madre y sus palabras que las tengo grabadas en mi interior diciendo: ¡Dios mío! ¿Qué pasará ahora?.

Mi lema para todos es vivir en paz cada uno con sus ideas, respetando y compartiendo, por supuesto, siempre las de los demás.

Besos pacíficos.

NuN dijo...

Cualquier guerra civil es una guerra fraticida, que enfrenta a quien fue el amigo, el conocido, el primo o incluso, el hermano, y todos sabemos que las afrentas familiares originan odios que pueden durar generaciones, incluso hasta más allá de lo que la memoria puede recordar cual fue realmente la afrenta inicial; y en estas situaciones uno ya no sabe si es preferible la “memoria histórica” o el “borrón y cuenta nueva”.

Personalmente me inclino por mantener la “memoria histórica” de las causas, para no repetirlas, y por “borrón y cuenta nueva” respecto a todas las barbaridades que se cometieron en ambos bandos, una vez enzarzados en la contienda, pues nadie tuvo ni va a tener jamás toda la razón, precisamente porque la razón la perdieron todos.

Pero dicho lo anterior, y desde el respeto a las ideas expuestas en esta entrada, a los comentarios expresados, y por supuesto, para las creencias de cada cual que todas ellas son lícitas y por tanto respetables, pienso que los actos de una institución, por antigua y rancia que esta sea, son un punto y aparte.
Y lo son por lo anacrónico de sus ideas, por lo retrogrado de sus opiniones, y por lo “rancias”, dicho en el peor sentido de la palabra, de sus acciones. ¿O acaso alguien en su sano juicio puede entender que hace esa institución apoyando y financiando a cierta emisora de radio, que esta apostando clara e inequívocamente por la confrontación? ¿Acaso cualquier mujer violada puede entender que la institución declare que el aborto esta contra la ley de dios? o ¿porqué debemos entender los enormes riesgos para nuestras hijas e hijos porque la institución reprueba el uso de un preservativo? Y así, cientos de ejemplos.
Coincido pues con la autora en no entender, ya no la que ella menciona, sino ninguna de las actitudes y las acciones de la institución llamada iglesia católica, que en muchas ocasiones parece que, precisamente por rancia, ya va necesitando de una buena renovación que la adapte al siglo XXI.
Por el momento, y por lo que a mi respecta, no condiciona mi forma de pensar, ni le doy a más mínimo valor a sus acciones y opiniones. Paso!

lemoinestar dijo...

Como siempre, quiero agradeceros a tod@s vuestr@s comentarios ya que me han permitido seguir reflexionando sobre el tema.

Ana;
Sigo sin entender cómo es posible que ya en el siglo XXI, una institución como la iglesia católica siga manteniendo posiciones como la que hoy comentamos, que, desgraciadamente, no es la única, y que demuestran, una vez más, su inmovilismo y sus actitudes retrógradas y totalmente contradictorias con respeto a la moral cristiana que, en teoría, intentan defender.

Besos unificadores.


Berni,
Totalmente de acuerdo. Un apunte más… tal vez sean necesarios muchos idealistas como nosotros para poder seguir manteniendo la idea de la posibilidad de un mundo mejor en el que lo realmente importante sea el bienestar y la felicidad de sus habitantes… así es que…

…besos de permanencia en el idealismo.


María,
Por supuesto, cielo, no deberían ser importantes las etiquetas, tampoco las diferentes de maneras de pensar deberían serlo, lo que realmente debería importar es: la tolerancia para aceptar diferentes puntos de vista con respecto al nuestro; la inteligencia para, a partir de esas ideas diferentes, extraer las conclusiones oportunas que nos permitan seguir creciendo como seres humanos; y, la capacidad de perdón para superar los rencores derivados de los desencuentros y hacer posible, así, la convivencia pacifica.

Desde mi modesta opinión, una máxima para conseguirlo sería el “vive y deja vivir”.

Besos pacificadores.


NuN,
Una vez más debo transmitirle mi coincidencia con respecto a sus opiniones y me atrevo a añadir que, desde mi punto de vista, para lograr el “borrón y cuenta nueva” que propone, era imprescindible esa “Ley de la Memoria Histórica”, porque considero que sólo desde la justicia y la igualdad se puede conseguir aplacar todos los odios y rencores que todavía se mantienen vivos después de tantos años y, porque no hacerlo, hubiera representado seguir manteniendo una brecha en el espíritu democrático de la sociedad española.

Bienvenida sea, pues, una ley que permite el reconocimiento y la rehabilitación pública de los que sufrieron las consecuencias del resultado de la contienda a causa de "sus ideas", contrarias a las de los vencedores. Una ley que hará desaparecer definitivamente los símbolos franquistas que, anacrónicamente y para escarnio de muchos, todavía se conservan en algunos lugares de nuestra geografía. Una ley, en resumidas cuentas acorde con la Constitución, que deja a todas las personas, sea cual sea su ideología, al mismo nivel, haciendo desaparecer los términos de vencedores y vencidos, para ser considerados única y exclusivamente seres humanos con ideas plurales que pueden convivir en paz y armonía.

En cuanto al otro tema en cuestión (reconozco que en este comentario se han mezclado asuntos de suficiente relevancia como para requerir cada uno, por sí mismo, no una sino, posiblemente, varias entradas), me remito a lo que ya comenté anteriormente de mi incapacidad para comprender tantas y tantas posturas de la institución eclesiástica y tantas actuaciones “en nombre de dios” contrarias a la doctrina cristiana. Aunque no sé, tampoco, si el “pasar” de ello sea solución cuando, como bien dice, desde determinados medios de comunicación y desde los discursos del “representante de dios en la tierra” se está exhortando a los fieles a mantener confrontaciones y diferencias contrapuestas a las ideas que aparecen en el asunto tratado antes. Ésta no es la primera vez que la iglesia actúa en este sentido, y, con toda probabilidad, no sea tampoco la última, pero eso no es óbice para que cualquiera, desde su humildad, lo denuncie abiertamente.

Respecto a lo que comenta de la prohibición sobre el uso de los preservativos, le imagino al corriente de lo que expuso David Yallop en la investigación recogida en su ensayo “En nombre de Dios” en el que dejaba de manifiesto la amplia participación de capital vaticano en empresas fabricantes de los mismos… Prefiero no seguir comentando sobre el tema que ya me he extendido demasiado…

Besos de entendimiento a través del diálogo.

María dijo...

Y con las paz nos hemos quedado jajajaja.

Que la paz esté siempre presente en la vida de todas las personas.

Feliz domingo, una rosa y un abrazo preciosa.