Mi ciudad se ha vestido de fiesta, el jueves paseaba por el centro de la ciudad donde se estaban dando los últimos toques acelerados para acoger las diferentes propuestas lúdicas y culturales propias de la ocasión; un trajín frenético, como de sábado, llenaba todos los rincones, al tiempo que los escenarios, las carpas, las vallas señalizadoras, brotaban por todos los rincones.
Las fiestas de mi ciudad nunca han sido espectaculares, no tienen el renombre de otras muchas que se celebran a lo largo de la península. No tienen el colorido de las ferias andaluzas, ni el ruido de las valencias, ni la afluencia de público de los encierros pamplonicas. Las fiestas de mi ciudad siempre han sido sobrias y mesuradas, como el carácter de sus gentes, como se apreciar a través de su folclore: la sardana, un baile símbolo de unión y fraternidad, y los “castells” (castillos), esas torres humanas sobrecogedoras, fruto del esfuerzo colectivo de muchas gentes.
No tengo recuerdos de las fiestas en mi infancia donde pasaban casi desapercibidas, mucho más para alguien como yo, hija de inmigrantes, que no vivía inmersa en las tradiciones catalanas. Ha sido con el transcurrir de los años que La Mercè ha ido adquiriendo relevancia en mi vida, e imagino, en la vida de la mayoría de los ciudadanos. Primero fue la democracia, con la recuperación de las tradiciones populares que durante muchos años estuvieron vetadas, y, posteriormente, la apertura de la ciudad al mar que empezó con las Olimpiadas, lo que ha ido dando carácter a estas fiestas todavía en crecimiento.
Cada año son más las propuestas con las que nos sorprende el consistorio. En este año La Mercè se viste de mar anticipándose a la Wordl Race, la regata que saldrá de Barcelona en noviembre con el objetivo de dar la vuelta al mundo. También se viste de Ciencia presentando una serie de propuestas centradas en el programa Barcelona Ciencia 2007.
A mí, personalmente, entre las actividades ofertadas, las que más me ilusionan son el concurso de fuegos artificiales que se celebra cada año en la Playa de la Barceloneta; La Festa al Cel, una iniciativa con algunos años de existencia en la que se une el cielo y el mar en un espectáculo variopinto y multicolor de cometas, globos y acrobacias aéreas; los “correfocs” (correfuegos) y “cercaviles” (pasacalles) con sus “diables” y sus monstruos fantásticos; la exhibición de “gegants” (gigantes) que convoca gigantes provenientes de diferentes lugares del mundo y que me hacen sentir niña cuando les veo; el callejear por la noche entre los diferentes escenarios, donde una oferta musical variada te va sorprendiendo a cada paso. Y, por supuesto, el Piromusical, el mágico fin de fiesta, una explosión de luz, color y sonido que crean un espectáculo irrepetible.
Durante estos cuatro días miramos al cielo y salimos a la calle, esperando que el sol brille y el tiempo no desluzca las fiestas, estamos en ese punto en que el verano deja de serlo para convertirse en otoño y las lluvias borran el recuerdo todavía cercano del sol y la luz veraniega para acercarnos los colores cálidos de la nostalgia otoñal.
¿Os había dicho alguna vez que soy una enamorada de mi ciudad?
Las fiestas de mi ciudad nunca han sido espectaculares, no tienen el renombre de otras muchas que se celebran a lo largo de la península. No tienen el colorido de las ferias andaluzas, ni el ruido de las valencias, ni la afluencia de público de los encierros pamplonicas. Las fiestas de mi ciudad siempre han sido sobrias y mesuradas, como el carácter de sus gentes, como se apreciar a través de su folclore: la sardana, un baile símbolo de unión y fraternidad, y los “castells” (castillos), esas torres humanas sobrecogedoras, fruto del esfuerzo colectivo de muchas gentes.
No tengo recuerdos de las fiestas en mi infancia donde pasaban casi desapercibidas, mucho más para alguien como yo, hija de inmigrantes, que no vivía inmersa en las tradiciones catalanas. Ha sido con el transcurrir de los años que La Mercè ha ido adquiriendo relevancia en mi vida, e imagino, en la vida de la mayoría de los ciudadanos. Primero fue la democracia, con la recuperación de las tradiciones populares que durante muchos años estuvieron vetadas, y, posteriormente, la apertura de la ciudad al mar que empezó con las Olimpiadas, lo que ha ido dando carácter a estas fiestas todavía en crecimiento.
Cada año son más las propuestas con las que nos sorprende el consistorio. En este año La Mercè se viste de mar anticipándose a la Wordl Race, la regata que saldrá de Barcelona en noviembre con el objetivo de dar la vuelta al mundo. También se viste de Ciencia presentando una serie de propuestas centradas en el programa Barcelona Ciencia 2007.
A mí, personalmente, entre las actividades ofertadas, las que más me ilusionan son el concurso de fuegos artificiales que se celebra cada año en la Playa de la Barceloneta; La Festa al Cel, una iniciativa con algunos años de existencia en la que se une el cielo y el mar en un espectáculo variopinto y multicolor de cometas, globos y acrobacias aéreas; los “correfocs” (correfuegos) y “cercaviles” (pasacalles) con sus “diables” y sus monstruos fantásticos; la exhibición de “gegants” (gigantes) que convoca gigantes provenientes de diferentes lugares del mundo y que me hacen sentir niña cuando les veo; el callejear por la noche entre los diferentes escenarios, donde una oferta musical variada te va sorprendiendo a cada paso. Y, por supuesto, el Piromusical, el mágico fin de fiesta, una explosión de luz, color y sonido que crean un espectáculo irrepetible.
Durante estos cuatro días miramos al cielo y salimos a la calle, esperando que el sol brille y el tiempo no desluzca las fiestas, estamos en ese punto en que el verano deja de serlo para convertirse en otoño y las lluvias borran el recuerdo todavía cercano del sol y la luz veraniega para acercarnos los colores cálidos de la nostalgia otoñal.
¿Os había dicho alguna vez que soy una enamorada de mi ciudad?
7 comentarios:
Nunca hubiera pensado que estabas enamorada de tu ciudad jajajaja.
Cada vez que escribes sobre ella es un nuevo viaje que nos ofreces con detalles increiblemente deliciosos.
Por cierto, mucha envidia por tener concurso de fuegos, por donde suelo ir como mucho son dos tracas de fuegos y ya está.
Disfrutalos que se que te encantan
Bessssssssossssssssssssss PUM.
Tu ciudad es mitad museo, mitad parque temático.
Personalmente también me gusta, sobretodo en invierno, que tiene mas de lo primero y menos de lo segundo.
No sabía que habíais estado allí de fiesta estos días, será de las pocas fiestas que vayan quedando pues ya con el comienzo del otoño, no sólo se van cayendo las hojas de los árboles, si no que se va alejando todo un poco más cada día, desde el calor, hasta el aroma que se respira en las calles, quedándose un poco desiertas, volviendo los días cortos y las noches mas largas. Pero no sólo nos queda el recuerdo de los días veraniegos, si no el sabor de sus fiestas, y más aún las de tu ciudad que quedan aquí escritas con tus palabras, y sin lugar a dudas, con ellas se transmite el amor que sientes hacia tu ciudad.
Mis mayores deseos de que lo hayas pasado bien en las fiestas, y que aunque hayan terminado, sigan perdurando en tí los destellos de las mismas.
Jajaja, me vas a reconocer, sin lugar a dudas, no hace falta que me presente, y desde hoy estás invitada a mi nuevo mundo, y experiencia personal, mi blog en google, bautizado como “Mi pluma de cristal”, que espero le agregues en tu blog, y sobre todo que me visites cuando tú lo desees. Muchas gracias guapa.
Un beso con sabor a nueva experiencia personal.
El que no esta enamorado de su ciudad, dificilmente puede enamorarse de nada mas.
Es la primera vez que leo un escrito en el que puede reflejarse tan apasionadamente no solo el amor por tu ciudad, sino lo bien que expresas el caracter de sus gentes y costumbres.
Afortunadamente yo soy nato en esa tu amada Barcelona, para mas señas alli donde las lineas se transforman en fronteras.
Aun no hara un mes desde que redescubri a mi vieja amada Barcelona, fue en La Boqueria, un mundo de colores, olores y sabores dificilmente repetible en cualquier otro lugar del mundo.
Tu, hija de inmigrantes, simbolo de integración, no solo disfrutas de estas las que ya son tus fiestas, sino que estas haciendo pinya en los Castells sin estar, uniendo tus manos a otras desconocidas en una Sardana, cargando gigantes y cabezudos.
Espero que disfrutes de lo que mas te gusta, los fuegos artificiales, como yo hago con los de mi pequeña ciudad de residencia, lastima que este año solo he podido subir una noche ya que me apasionan.
Estas invitada cuando gustes.
Besos con sabor a Festa de La Merçe
Berni,
el concurso de fuegos ha sido una pasada, el primer día fue decepcionante, pero los otros dos he disfrutado de lo lindo, y cuando los veía, he tenido un recuerdo para ti porque sé que también te encantan. ¿Lo recibiste?
Añoro nuestras conversaciones, a ver si pronto coincidimos en algún sitio además de aquí.
PUM!!! PUUUMMMM!!! PUUUUUUUUMMMMMMM!!!
Besos con olor a polvora y mar.
S (ese),
Hace mucho que la definí como mi querida y odiada ciudad de los prodigios...
Maria,
¡andaaaaaa! pero si te has cambiado el vestido y has decidido sentar plaza... ¡Guayyyyyyy!
Voy a visitarte ya mismo. Por cierto, tu pluma no es de un cristal cualquiera, a mí me parece que es diamante...
Ya se han acabado las fiestas, hoy estoy con la depre-postfestiva... jué con la depre... si no es por una cosa es por otra...
Besos cristalinos.
Nightranger,
eso es lo joio, que yo me enamoró de todo, incluso de lo que no debería...
Y no me hagas la pelota que sé que no te ha gustado la entrada, grrrr!!!
Acepto tu invitación, espero ver el próximo concurso de fuegos de tu pequeña pero bonita ciudad en primera línea, mientras intentaré seguir descubriendo nuestra ciudad, ya veremos cómo se me da.
Besos reparatidos entre las dos ciudades.
jajaaj eres la "lexe" Leimonestar, siempre dije que... "única" jajaja.
¡Ostras estoy alucinando!, porque acabo de ver en estos momentos que en nuestros comentarios (en el que te he puesto yo en mi blog y tú en éste) hemos coincidido en una palabra: "diamante", ¡no me lo puedo creer te lo juro Leimonestar! ahora sí que veo que existen coincidencias.
Gracias por estar siempre ahí.
Y muchas gracias por agregarme en los blogs jajaja me acaba de suceder exactamente lo mismo que en el blog de Latos, que, cuando me iba ví que me habías agregado.
Besos de ... (no pueden ser otra cosa) DIAMANTE.
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