Como algun@ ya sabéis, soy una lectora incondicional de Eduardo Mendoza y no podré ser objetiva a la hora de comentar su novela: “Mauricio y las elecciones primarias”, a pesar de ello, dado que adquirí el compromiso de dar mi punto de vista sobre la citada novela, aquí estoy…
“Según los teólogos, los ángeles no son eternos. Sólo Dios es eterno, y Él creó a los ángeles en un momento de eternidad, anterior a la existencia del tiempo. En consecuencia, y aunque de hecho los ángeles son inmortales, nada garantiza que hayan de existir eternamente, salvo la voluntad de Dios. En cualquier momento Dios podría eliminar a uno, o a varios, o a todos, con causa o sin ella. Los teólogos afirman que la cosa es improbable y que no ha ocurrido nunca. Sólo una leyenda poco fiable, seguramente derivada de un error de traducción, refiere el caso de Rahab. Rahab era el ángel tutelar de Egipto cuando el pueblo judío, guiado por Moisés, emprendió el éxodo hacia la Tierra Prometida. Aun sabiendo que Jehová estaba al lado de Moisés y del pueblo elegido y que, por consiguiente, llevaba todas las de perder, Rahab se negó a abandonar a quienes habían sido confiados a su protección, y en el desastroso episodio del Mar Rojo, pereció en el ejército del Faraón.”
“Según los teólogos, los ángeles no son eternos. Sólo Dios es eterno, y Él creó a los ángeles en un momento de eternidad, anterior a la existencia del tiempo. En consecuencia, y aunque de hecho los ángeles son inmortales, nada garantiza que hayan de existir eternamente, salvo la voluntad de Dios. En cualquier momento Dios podría eliminar a uno, o a varios, o a todos, con causa o sin ella. Los teólogos afirman que la cosa es improbable y que no ha ocurrido nunca. Sólo una leyenda poco fiable, seguramente derivada de un error de traducción, refiere el caso de Rahab. Rahab era el ángel tutelar de Egipto cuando el pueblo judío, guiado por Moisés, emprendió el éxodo hacia la Tierra Prometida. Aun sabiendo que Jehová estaba al lado de Moisés y del pueblo elegido y que, por consiguiente, llevaba todas las de perder, Rahab se negó a abandonar a quienes habían sido confiados a su protección, y en el desastroso episodio del Mar Rojo, pereció en el ejército del Faraón.”
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Eduardo Mendoza es un escritor de múltiples registros y en esta novela vuelve a demostrarlo una vez más. Estamos ante una novela totalmente diferente a otras del autor y quien la lea esperando encontrar un Eduardo Mendoza predeterminado, corre el riesgo de llevarse una decepción puesto que esta historia no es comparable a ninguna de las que hasta ahora ha publicado.
Aunque el título de la novela y las primeras páginas de la misma (dato curioso, a lo largo de sus casi 400 páginas, la novela se estructura en un único capítulo dividido en diferentes apartados) sugieren que el argumento girará en torno a unas elecciones políticas, la realidad es bien diferente y las elecciones primarias a las que hace mención son esas pequeñas elecciones que cualquiera realiza en cualquier momento de su vida, elecciones básicas que la mayoría de las veces se toman sin plena consciencia de su repercusión.
Los protagonistas: Mauricio, un joven indeciso y sin carácter, pero con ideales y ganas de vivir (curiosa su ocupación, dentista, contrapunto entre la falta de “glamour” de la profesión y los elevados ingresos que genera, que me disculpen los dentistas si hay alguno por aquí…); Clotilde que acaba de licenciarse en derecho y anda de becaria en el bufete de un abogado turbio que hace que todavía se muestren con más claridad sus dudas entre la elección de defender a los pobres desheredados o a los ricos sin escrúpulos; y La Porritos, el personaje más tierno y entrañable de toda la historia, mujer de los suburbios, la de convicciones más firmes y destino más cruel, son personas normales con las que cualquiera podríamos sentirnos identificados, al igual que con el resto de personajes secundarios. No hay héroes ni villanos, simplemente gente corriente que vive experiencias corrientes. Pero, a pesar de que pueda dar la sensación de que lo que se explica no tiene trascendencia alguna, el resultado es todo lo contrario puesto que esos personajes y esa historia nos documentan perfectamente lo que era la sociedad barcelonesa en la época en que transcurren los hechos y nos da las claves para entender hacía donde ha ido evolucionando dicha sociedad en los últimos años. La acción transcurre en el período comprendido entre las segundas elecciones autonómicas después de la dictadura, ganadas por Jordi Pujol, y la nominación de Barcelona como sede olímpica, es decir entre los años 1985 y 1986. Un período de desencanto en el que se puso de manifiesto que la política española no tiene nada que ver con las ideologías y en el que se van produciendo cambios que desconciertan a la sociedad. Es también la crónica de una generación llena de ideales, dispuesta a cambiar el mundo y a la que, al fin, el mundo cambió.
El sentido del humor está presente de manera sutil a lo largo de toda la novela, no es la sátira ni la parodia de alguna de sus obras, pero la forma en que Mendoza nos va describiendo cada una de las situaciones, hacen que por muy dramáticas que sean, una sonrisa, a veces nostálgica, nos acompañe. Y, claro, también está presente Barcelona, mi querida y odiada “ciudad de los prodigios”.
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“Mitologías de civilizaciones tan remotas e incomunicadas como Mesopotamia y la América Central, dan por cierta la presencia fugaz sobre la tierra de una raza de gigantes o titanes engendrados en el pecado, por lo que la perversidad era consustancial a su naturaleza y se veían inclinados al mal y a la violencia. Las mitologías coinciden también en que fueron esos seres de origen tenebroso y destino trágico quieren enseñaron a los hombres las cosas que habían de permitirles dominar el mundo: el fuego, la agricultura, la escritura, la medicina, la adivinación y los horóscopos, la técnica de trabajar los metales y fundir estatuas, de donde saldrían los ídolos, y la fabricación y el manejo de las armas. No hay acuerdo sobre si estas aportaciones fueron buenas o malas o si los hombres habrían podido sobrevivir sin ellas. Sí hay acuerdo sobre el fin de esta raza: con las armas de que ellos mismos se habían dotado, lucharon entre sí hasta acabar los unos con los otros sin excepción. En algunas versiones, sus huesos amontonados son el origen de las montañas. Otra versión menciona como de soslayo un grupo reducido de individuos, que a veces son ángeles y a veces hombres, dedicado a llorar su recuerdo por toda la eternidad, inútilmente.”
(Fragmentos de “Mauricio o las elecciones primarias”, Eduardo Mendoza)
P.D. Como he dicho al principio, esta entrada es el pago de una deuda pendiente contraída hace días en otro lugar con un pingüino. Amech, va por ti, pero ahora léete el libro y dime que te ha parecido… por cierto, espero tu comentario sobre la novela “kafkiana” ;-).
.o0(al menos esta deuda ya queda cancelada, a ver si me toca la lotería del niño y puedo cancelar las demás, je, je, je)
5 comentarios:
Yo me sigo quedando con La Ciudad De Los Prodigios.
Me mola el vídeo.
Un beso.
Buenos dias lemoinestar, mira esta no me la he leido. Conozco el autor y 3 de sus novelas las leí hace ya mucho tiempo.
El vídeo no lo puedo oir ya que ponéis otra música que suena nada más entrar y si queremos escuchar el vídeo es imposible. ¿Se puede de alguna manera? Debe ser que sí ya que tu comentarista anterior dice que le mola.
Pues nada ya me dirás como.
Un beso
Otro libro que añado a la lista de pendientes.
Besos de biblioteca.
Bueno, me toca por alusiones.
Como dijo Jack el Destripador, vayamos por partes.
Que me lo leeré es casi seguro, aunque lo que no está tan claro es el cuando. Una recomendación tuya es mas que suficiente. Y si además, ya me he leido con gusto cuatro mas del mismo autor, pues lo dicho, es cosa hecha.
Sin embargo, llegaron antes los amigos Murakami y Pratchett.
De Murakami poco tengo que decirte, pues me lo recomendó alguien que conoces muy bien, y si no es así, deberias dedicarte algo mas de tiempo, juas, juas.
Sin embargo, y no es por escaquearme, no creo que pueda hacerte el comentario de la novela kafkiana, pues no la he conseguido todavia (o entoavia, que decimos por aquí).
De Pratchet, solo decir que no habia disfrutado tanto desde Douglas Adams y su "Guia del autestopista Galactico". Es cierto qeu solo es apto para amantes del absurdo, pero bueno, es algo que viene intrinseco con la condición pinguinaria.
Tengo ademas los "Relatos de Belcebú a su nieto" en la mesilla, si bien es cierto que solo lo tengo cogiendo polvo, pues se me atragantó y anda esperando nuevamente su momento.
Total, que me voy dando cuenta que tengo trabajo atrasado.
Un grandisimo arazo literario.
S (ese),
coincidimos en las dos cosas ;-).
Petonets.
Ana,
según lo que hayas leído de Mendoza, ésta te puede sorprender. Como dice S, la mejor de todas es, sin duda, La ciudad de los prodigios, si no la has leído te la recomiendo (le puedes decir a Elena que te la presté porque a ella también se la recomendé en su día, jejejeje).
Neska, ¿qué te pasa con el video? Comentámelo en msn porque no acabo de entenderlo, en este blog sólo suena la música cuando la pones en marcha, ¿no será que tenías alguna otra canción sonando en ese momento?
Muxu bat, preciosa.
Berni,
anda que como tengas una pila de pendientes tan alta como la mía... estoy pensando sustituir las columnas de mi salón por pilas de libros, no sé si encontraré un arquitecto que me firme la reforma, jajajaja.
Besos con aroma a tinta de libro.
Amech,
A Murakami tengo ganas de meterle mano de nuevo, me dejó con mono después de leer el de "Kafka en la orilla", pero como decía antes, la pila de pendientes es enormeeeeeeeeee... por cierto, que en ella se encuentra la "Guía del autoestopista galáctico" a la que todavía no le ha llegado el turno.
Ahora estoy adentrándome en el mundo de los "daimonions" y he empezado la serie de Philip Pullman, a ver cómo se me da.
En cuanto a los que se quedan aparcados, ¿qué te voy a decir? Ya sabes qué me pasó con el que recomendaste hace unos meses... Pero el caso es que sigamos leyendo y NOS sigamos leyendo, sea por aquí o por allá, en prosa o en verso, ahora o cuando buenamente se pueda...
Hablando de allá... espero que la invasión de "crocodrilus niloticus" que nos tiene preparada el Pollito no acabe con la poca vida pingüinil que resta en el iglú; yo, por si acaso, no pienso tocarle los huevos al Pollito no sea que luego me arrepienta de ello ;-).
Arazos y aleteos.
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