"No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo. " (Oscar Wilde)



sábado, 19 de enero de 2008

Nos hacemos viejos, hermano...


“…de lejos se la toma por una institución, pero es la gente joven la que súbitamente descubre que es vieja. Un día me dije: “¡Tengo cuarenta años!”. Cuando desperté de esta perplejidad tenía cincuenta. El estupor que entonces se adueñó de mí todavía no se ha disipado…”

Simone de Beauvoir, “La fuerza de las cosas”

Ayer estuve charlando con mi hermano, el tema de conversación eran nuestros padres y, más concretamente, la vejez de nuestros padres. El tiempo ha pasado inexorablemente, ellos han llegado ya a ese punto en que necesitan de unos cuidados diferentes a los que requerían hasta ahora y hay que tomar decisiones para intentar conseguir que puedan vivir esta etapa de sus vidas en las mejores condiciones posibles.

De un tiempo a esta parte, observé después, el tema de conversación con las personas con las me relaciono en mi vida cotidiana gira en torno a lo mismo. Muchas de esas personas tienen más o menos mi edad y nos encontramos en situaciones semejantes con respecto a nuestros mayores, lo cual no deja de ser una suerte porque significa que no los hemos perdido por el camino… Algunos, además, hemos convivido a lo largo de nuestra vida con otros viejos que ya nos dejaron, nuestros abuelos, pero por entonces nos sentíamos demasiado jóvenes y estábamos exentos de responsabilidades sobre su bienestar como para prestar una atención excesiva a lo que la vejez pudiera representar.

Ahora, al contemplar el envejecimiento de mis padres y de los padres de mis amigos, no puedo dejar de pensar en cómo fueron los últimos tiempos de mis abuelos, cuando el deterioro físico y mental era ya muy acusado. Intento hacerme a la idea de qué era lo que en esos momentos corría por su mente, qué pensaban entonces de la vida, si seguían teniendo sueños… y me resulta imposible poder ponerme en su lugar.

Mientras hablaba con mi hermano, además, al mirarle a la cara, veía a un hombre maduro, con signos evidentes en el rostro del paso del tiempo y, de esa manera, fui consciente de mi propio avance hacia la vejez. Porque, a pesar de mirarme cada día en el espejo y ver como lentamente los signos de la vejez van transformando mi cara, a pesar de que mi cuerpo ya no responde como lo hacía en determinados momentos, mi mente sigue teniendo sueños, ilusiones y esperanzas y no me hago a la idea de que camino irremediablemente hacia esa última fase de la vida ya que me siento mucho más joven de lo que en realidad soy.

Hay sueños irrealizables, “sueños-sueños”, que, por más que intentemos, la posibilidad de que puedan llevarse a cabo es muy remota. Hay otros sueños, en cambio, “sueños-posibles”, que los tenemos al alcance de la mano, que si estiramos un poco el brazo parece que podemos rozarlos con la punta de los dedos, y que siguen siendo sueños porque, por las razones que sean, no nos atrevemos o no sabemos convertirlos en realidades. Y me pregunto si permitir que esos sueños accesibles no se cumplan, no será también una manera de envejecer más pronto…


LA VEJEZ

(Letra y música: Alberto Cortez)


Me llegará lentamente

Y me hallará distraído

Probablemente dormido

Sobre un colchón de laureles.

Se instalará en el espejo,

Inevitable y serena

Y empezará su faena

Por los primeros bosquejos.

Con unas hebras de plata

Me pintará los cabellos

Y alguna línea en el cuello

Que tapará la corbata.

Aumentará mi codicia,

Mis mañas y mis antojos

Y me dará un par de anteojos

Para sufrir las noticias.

La vejez…

Está a la vuelta de cualquier esquina,

Allí, donde uno menos se imagina,

Se nos presenta por primera vez.

La vejez…

Es la más dura de las dictaduras,

La grave ceremonia de clausura

De lo que fue la juventud alguna vez.

Con admirable destreza,

Como el mejor artesano

Le irá quitando a mis manos

Toda su antigua firmeza

Y asesorando al galena,

Me hará prohibir el cigarro

Porque dirán que el catarro

Viene ganando terreno.

Me intentará un par de excusas

Para amenguar la impotencia,

“que vale más la experiencia

Que pretensiones ilusas”,

Me llegará la bufanda,

Las zapatillas de paño

Y el reuma que año tras año

Aumentará su demanda.

La vejez…

Es la antesala de lo inevitable,

El último camino transitable

Ante la duda… ¿qué vendrá después?...

La vejez…

Es todo el equipaje de mi vida,

Dispuesto ante la puerta de salida

Por la que no se puede ya volver.

A lo mejor más que viejo,

Seré un anciano honorable,

Tranquilo y lo más probable,

Gran decidor de consejos,

O a lo peor, por celosa,

Me apartará de la gente

Y cortará lentamente

Mis pobres últimas rosas.

La vejez…

Está a la vuelta de cualquier esquina,

Allí, donde uno menos se imagina,

Se nos presenta por primera vez.

La vejez…

Es la más dura de las dictaduras,

La grave ceremonia de clausura

De lo que fue la juventud alguna vez.



6 comentarios:

. dijo...

La vejez tiene sus cosas buenas como colarte en los sitios de manera descarada y que la gente se quede mirando sin decirte nada.

mangeles dijo...

Cuando cumpla 40 te lo digo ehhh..ahora eso me pilla muy lejos jejee

mangeles dijo...

Por cierto el eses ssss amigo tuyo sabe bien como se portan los "ancianetes" en el super, el autobus, y en cualquier sitio que pueden ejjee

Prijuabe dijo...

El tiempo cae sobre nosotros segundo a segundo y según se van añadiendo no se pueden quitar ya.
Lo importante es siempre tener algún sueño que cumplir, ver que se van cum pliendo los sueños al compas de los años y que siempre tengamos alguno que nos haga seguir con las ganas de ser mayores.

Por cierto yo tengo dos sueños que espero que al menos uno de ellos pueda cumplir en mi vida:
Uno es ser jubilado, para eso es necesario cumplir años y espero hacerlo.
El otro es ser Hijo de p..., pero de esos que comentamos por la carretera. Menudo coche tiene el hijo..., menuda mansión quien sera el hijo... del dueño. ;)

En fin, todos vemos que los mayores nos necesitan, ahora nos toca lo que antes les tocó a ellos, así es la vida y asi se le estamos contando.

Besos desde la llamada madurez.

lemoinestar dijo...

S (ese),
Uyssss... pos nu sé si cuando nosotros lleguemos a eso nos van a dejar pasar tan fácilmente...

MAngeles,
¡eso!... vamos a descumplir años, jajajaja

Creo que S (ese) es una de esas personas a las que le gusta observar los comportamientos de los que le rodean, sólo hay que darse una vuelta por su blog para comprobarlo.

Berni,
a eso venía la pregunta final, no será que hacerse "viejo" es justamente dejar de tener sueños...

Me apunto a tus sueños, jejeje

Besos soñadores

maripemu dijo...

Que linda la columna, la canción, todo. Salvo algunos comentarios que me parecieron ofensivos, todo me gustó. Sólo para recordarle a aquellos que ven tan lejana la vejez: mira a los niños a tu alrededor y cuando los vuelvas a descubrir ya adolescentes, empezarás a notar que te haces viejo. Cuando nada te una a esa generación, te estarás aproximando inexorablemente a esos caminos ya transitados por otros pero que veías tan lejanos. la vejez está a la vuelta de cualquier esquina... Ya lo verás.