"No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo. " (Oscar Wilde)



miércoles, 5 de marzo de 2008

Lo que vemos




Sabido es que no me gusta colocar textos prestados en esta página y que lo que en ella se publica, para bien o para mal, procede de mis dedos, pero hoy siento la necesidad de guardar aquí uno de esos cuentos de autor desconocido que se difunden por internet. A pesar de hacer bastante tiempo que lo conozco, no es de los que más se han extendido y de los que periódicamente vuelve a aparecer en mi correo; sin embargo, desde el momento en que lo leí, se me quedó gravado y muchas veces recuerdo su moraleja, tal vez sea porque es uno de los aspectos sobre los que todavía tengo que seguir trabajando.

"Se dice que hace tiempo, en un pequeño y lejano pueblo, había una casa abandonada.

Cierto día, un perrito buscando refugio del sol logró meterse por un agujero de una de las puertas de dicha casa.

El perrito subió lentamente las viejas escaleras de madera.

Al terminar de subir las escaleras se topó con una puerta semi-abierta; lentamente se metió en el cuarto.

Para su sorpresa, se dio cuenta que dentro de ese cuarto había 1000 perritos más observándolo tan fijamente como él los observaba a ellos.

El perrito comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas poco a poco.

Los 1000 perritos hicieron lo mismo.

Posteriormente sonrió y le ladró alegremente a uno de ellos.

¡El perrito se quedó sorprendido al ver que los 1000 perritos también le sonreían y ladraban alegremente con él!

Cuando salió del cuarto, se quedó pensando para sí mismo: "¡Qué lugar tan agradable! ¡Voy a venir más seguido a visitarlo!"

Tiempo después, otro perrito callejero entró al mismo sitio y se encontró entrando al mismo cuarto.

Pero a diferencia del primero, este perrito al ver a los otros 1000 perritos del cuarto se sintió amenazado ya que lo estaban mirando de una manera agresiva.

Posteriormente empezó a gruñir; obviamente vio cómo los 1000 perritos le gruñían a él.

Comenzó a ladrarles ferozmente y los otros 1000 perritos le ladraron también.

Cuando este perrito salió del cuarto pensó: "¡Qué lugar tan horrible es éste! ¡Nunca más volveré a entrar allí!"

En el frente de dicha casa se encontraba un viejo letrero que decía: "La casa de los 1000 espejos".
"



1 comentarios:

Prijuabe dijo...

Lemoinestar:

Según somos así vemos a los demás y asi nos demostramos y nos demuestran nuestra forma de ver el mundo, aunque pensemos que son los otros, somos nosotros mismos reflejados en los demás. SEgún siembres asi cosecharas ;).

Besos sin espejismos.