"No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo. " (Oscar Wilde)



lunes, 18 de junio de 2007

Silencio, por favor


Hace días que duraba la intriga, todo el mundo andaba preocupado por saber que pasaría, se hacían vaticinios, conjeturas, análisis, a muchos parecía que les iba la vida en ello… y hoy, por fin, ya tenemos los resultados definitivos: el Madrid ha ganado la liga.

Anoche, durante unas horas el país se paró y todos, incluso los que pasamos del tema futbolero, estábamos pendientes de los resultados. Aunque no quisiéramos, era imposible abstraerse de tan magno acontecimiento: los petardos, gritos, cláxones y demás manifestaciones de alegría, o pena (nunca se sabe porque suenan parecidos), nos hacían saber que algo demasiado importante estaba ocurriendo como para mantenerse al margen de los sucesos. Por lo que se ve, este año la cosa ha estado muy emocionante y no ha sido hasta los últimos segundos del partido que se ha conocido con certeza quien era el ganador, hacía 23 años que no se daba un final de liga con tanta intriga.

A mí me pillo en casa de unos amigos, en un pueblo del Maresme, después de un día de playa y paella, tranquilamente apalancada sobre el sofá, con una copa de cava en la mano y escuchando buena música mientras conversábamos sobre mil y un temas. Poco a poco se hacía más difícil poder hablar porque lo sonidos que llegaban del exterior lo hacían imposible, alguien empezó a celebrar la victoria del Madrid acelerando una moto sin silenciador hasta alcanzar un índice de contaminación acústica insoportable (pobre moto) y decidimos salir al balcón para ver que estaba sucediendo.

Delante de la casa de mis amigos y haciendo esquina hay un bar de los que tienen pantalla de televisión panorámica; el bar en cuestión, en fecha tan señalada, estaba abarrotado y en el exterior, frente a uno de los ventanales, se apiñaba un grupo numeroso de hombres de color, estaban en silencio mirando con interés lo que sucedía en la pantalla del interior del local, un silencio que resultaba sorprendente comparado con el bullicio que les rodeaba.

Desde hace muchos años en la zona del Maresme viven muchos inmigrantes subsaharianos que se dedican a las tareas agrícolas. En los años 80, la escasez de mano de obra en este sector (con la aparición del plan de Empleo Rural en Andalucía y Extremadura que daba derecho al subsidio de desempleo por trabajar dos meses al año, las famosas peonadas, los andaluces y extremeños dejaron de venir a trabajar a Catalunya) dio lugar a la entrada masiva de trabajadores extranjeros, que llegaban a la península para dirigirse a trabajar a Francia o al norte de Europa y que encontraban trabajo por el camino y se quedaban. Los trabajadores africanos venían en situación irregular pero muchos han ido cambiando su estatus a medida que el gobierno ha ido realizando acciones encaminadas a la legalización de los colectivos de trabajadores no comunitarios, aunque la agricultura es utilizada actualmente como primera actividad cuando todavía no se ha conseguido llevar a cabo la regularización de su situación; los suelos, ya de por sí bajos en este sector, se rebajan todavía más aprovechado la ilegalidad de los inmigrantes.

Los inmigrantes subsaharianos conviven tranquilamente con el resto de inmigrantes de otras etnias y procedencias, aunque no se mezclan con los “blancos” porque sus escasos ingresos no les permiten acceder ni a las viviendas ni a los lugares de ocio de los habitantes autóctonos, generalmente viven en pisos de alquiler compartidos entre varios y se reúnen en locales regentados por personas de su misma procedencia, creando así una especie de ghettos.

El grupo de hombres delante del ventanal, mirando desde fuera en silencio el desarrollo de la última jornada liguera, me llevaron a pensar en todas estás cosas en silencio…

6 comentarios:

Alvargonzalo dijo...

Tiene usted razón en la desproporción que ha acompañado a la liga de fútbol este año, aunque no la haya ganado el Barcelona FC.
Como también la tiene en lo difícil que resulta para un colectivo inmigrante integrarse en la cultura del país que los acoge. Pero yo añadiría, sin que merme nada de su argumentación, que esas personas tampoco suelen hacer mucho por incorporarse; quiero decir que realizan su trabajo aquí pero envían sus salarios a la familia que les espera en su país de origen, también para que regresen algún día junto a ellos.

Gracias por su comentario en mi blog y vaya si lamento su invitación al cava, pero altamar tiene sus riesgos.

lemoinestar dijo...

Efectivamente, así es, la mayoría de los inmigrantes procuran ahorrar todo lo que les es posible para enviarlo a sus familias, comportamiento que encuentro totalmente humano y razonable. Han salido de sus países de origen impelidos por las circunstancias económicas, sociales y/o políticas, sin ningún medio, en ocasiones arriesgándose a perder la vida en el intento y dejando a sus seres queridos allí… Yo haría lo mismo.

Si le parece, dejáremos esa copa de cava entre uno de los muchos temas pendientes ;-)

Prijuabe dijo...

Si tuviesemos buena memoria historica nos acordariamos lo que pasaron algunos de nuestros familiares cuando hicieron lo mismo, pero nos hemos vuelto demasiado comodos.
Recuerdo un audiovisual en el que había una verja y en un lado estaban los que nadie querían (curiosamente eran mayoría los de ese lado) y al otro lado (la minoría) vivian como reyes. Tras un sorteo paso uno del "lado malo" al "lado bueno", cuando le veían sus antiguos amigos le llamaban la atención para saludarle y preguntarle que tal estaba y él simplemente los ignoraba. Salto la vaya y se convirtió en uno de los otros, despreciando a los que seguían siendo como era el hacía muy poco tiempo.
Así demostramos como somos. Cuanto me gustaría no ser así, lo intento, pero no estoy seguro de conseguirlo.

lemoinestar dijo...

Por lo que te conozco tú nunca serás así, Bernardo, tienes algo especial que te hace diferente de esa gente.

Prijuabe dijo...

Gracias por tu halago pero, como todos también soy algo así, cada vez me vuelvo más cómodo, tengo la sensación de haber pasado al otro lado de la valla y aunque no me gusta lo que veo, tampoco hago mucho por cambiarlo (se está tan a gusto). De lo que si puedes estar segura es que no me gustan las medias tintas. Si me comprometo con algo es porque puedo hacerlo y si hago una promesa, tengo que cumplirla. Lo prometido es deuda, aunque tarde años en conseguirlo.

lemoinestar dijo...

Bernardo, es imposible comprometerse con todo, pero si te comprometes con algo ya es mucho ;-)