"No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo. " (Oscar Wilde)



lunes, 6 de agosto de 2007

El laberinto cambiante

He venido avanzando por el laberinto en tu busca y he llegado a un punto sin salida, el muro que se levante frente a mí y que nos separa es imposible de cruzar, sé que estás ahí, siento tu presencia, real o imaginada, al otro lado del muro, debo girar sobre mis propios pasos y volver a atrás, continuar buscando. Durante un cierto tiempo no se vislumbra ninguna posible salida, no hay otro camino a la vista. Los pasos se hacen inseguros, todo está oscuro y los ánimos empiezan a decaer, el camino de retorno no es el mismo que el de ida en este laberinto variable que no para de cambiar, en algún momento debería aparecer una alternativa, pero no lo hace.

Empiezo a correr buscando esa salida, empiezo a tener problemas para respirar, me falta el aire. Me siento en el camino para tomar fuerzas, me quedo en un estado de semi-inconsciencia, medio sueño, medio vigilia. Pasan los minutos o tal vez son horas, imposible controlar nada en esta oscuridad. Hago un esfuerzo por dejar la mente en blanco, por no pensar en nada, por no continuar agobiándome y el sueño reparador viene en mi ayuda.

Vuelvo a abrir los ojos, la oscuridad sigue siendo total, me desperezo, mis músculos entumecidos empiezan a responder y consigo ponerme de nuevo en pie. Avanzo a tientas… un paso… otro paso… uno más… A lo lejos parece que se percibe un breve resplandor, avanzó con más ilusión y el resplandor se va haciendo cada vez más grande.

Llegó a un lugar en el que se abren dos nuevos caminos, uno a cada lado. Sé que tengo que escoger uno de ellos y que escoja el que escoja no habrá posibilidad de rectificar porque en el momento en que tome una decisión el otro paso se cerrará definitivamente. Uno de los caminos parece algo más iluminado que el otro, ¿será ése el que tengo que elegir para llegar a tu lado? o ¿será el que me aleje todavía más de ti? La visión no es clara en ningún caso y no sé lo que me voy a poder encontrar. Decido tomar el camino con más luz y qué sea lo que sea… He tomado la decisión, ya no hay vuelta atrás.
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Esta entrada la escribí en el mediodía del viernes 3 de agosto pero hasta ahora no he dispuesto del tiempo ni del ánimo necesario para poderla colgar.


3 comentarios:

Prijuabe dijo...

Nunca sabemos si el camino que escogemos es el correcto hasta que encontramos la salida, siempre hay que arriesgar sabiendo que podemos darnos de frente con una pared que cierra ese camino del laberinto.
En casi todos los laberintos que he conocido, siempre había un plano o una persona que ha podido ayudar a facilitar la salida. Tambien habia gente tan perdida como yo y mutuamente nos hemos ayudado o nos hemos perdido más todavía, eso si, juntos.
Lo importante es que, antes de que cerrasen la puerta del laberinto, he conseguido salir, siempre acompañado de conocidos y desconocidos, al final, lo mejor de todo, es que nos hemos reido de todo lo que hemos pasado, bueno y malo.

Un beso, un achuchon y una rosa blanca.

PD. Te dejo tambien una definición que siempre me a gustado. Desconocido: Dicese de un amigo al que todavia no nos han presentado.

lemoinestar dijo...

Y a veces, incluso, el camino que escogemos nos lleva justamente al lado contrario de donde en principio creíamos que queríamos ir... paradojas de la vida...

Sigue siendo mi ayuda para encontrar salidas, lo haces muy bien. *:):)

Anda... ¿entonces nosotros seremos toda la vida desconocidos?

Prijuabe dijo...

Gracias por la confianza depositada en mi.

Por cierto, tambien valen las autopresentaciones para hacer amigos ;)

Un besote con rosa blanca incluida.