Hoy he repasado mis propias historias, ésas que de tanto explicarlas a los demás para hacerlas comprensibles, han dejado de ser ya mías.
Hoy me he quitado los zapatos y he podido comprobar que andar descalza es mucho más cómodo y divertido.
Hoy, por fin, he admitido que por las noches cierro con llave los armarios, miro debajo de la cama y dejo la luz encendida porque tengo miedo de los fantasmas que pueblan mi mente.
Que estoy harta de salir de casa con la cara sonriente que los demás desean ver, que las sonrisas son tesoros y que quiero regalarlas sólo a quien yo decida hacerlo
Que hay momentos en que me gusta llorar y autocompadecerme, que lo encuentro divertido y que voy a seguir haciéndolo le pese a quien le pese.
Que a veces miento como una bellaca para ocultar ante los demás mis propias miserias, que estoy cansada de preguntar qué tal a personas cuyas vidas me importan tan poco.
Que me cabrea leer el periódico y ver siempre las mismas malas noticias repetidas, que no tengo ni idea de inglés, que me aburro en las conferencias y que mi cultura es de estar por casa.
Que sigo creyendo en los cuentos de hadas y espero todavía al príncipe azul y, que si sufro por amor, es sólo por mi culpa, porque amo demasiado y no le voy a poner remedio a estas alturas.
Que me gusta comer con los dedos, beber de la botella y que no pasa nada por llevar largas las uñas de los pies o las piernas sin depilar.
Que cuando llueve o hace frío pongo excusas para no salir y que en ocasiones he dicho ya te llamaré sabiendo que no iba a hacerlo.
Que me duelen las críticas y busco los halagos.
Que sigo abrazando a mis muñecos, hago trampas en el solitario y me gustan las guerras de almohadas y el juego del escondite.
Que no he logrado mis metas y por el camino he perdido parte de mis sueños.
Que odio el maquillaje y los tacones, me divierte saltar sobre los charcos y disfruto poniendo los pies encima del sofá
Que muchas veces necesito esconder la cabeza debajo de la almohada o hacerme un ovillo y meterme, en silencio, en el cajón de los calcetines.
Que puedo tener envidia y no siempre es de la sana.
Que no soy la más alta, ni la más guapa, ni la más rubia, que me sobran algunos kilos y muchas arrugas, pero que para nada quiero ser una muñeca de portada de revista.
Hoy he desayunado chocolate con churros porque la leche desnatada y los cereales con fibra, aunque sean sanos, saben fatal y la vida ya es bastante dura para tomarla sin azúcar.
Hoy he salido a la calle y me he puesto a gritar y a reír en medio de la avenida dando vueltas con los brazos abiertos mientras mis vecinos me miraban estupefactos.
Hoy me he reconciliado conmigo misma.